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Hace tres semanas, una agencia de Estados Unidos envió la señal más clara hasta ahora de que los días de los combustibles fósiles están contados. Es cierto que se ha declarado que la economía basada en la combustión del hidrocarburo está en su lecho de muerte por enésima vez. Pero esto tiene que ver con un plazo relacionado con el asesino supremo: la batería.

La Comisión Federal Reguladora de Energía dictaminó que las llamadas compañías de almacenamiento de energía como Tesla Inc. y AES Corp. podrán competir contra las centrales eléctricas tradicionales en los mercados mayoristas de EE.UU. para fines del 2020.

"Este es un hito decisivo", dijo Joel Eisen, profesor de derecho energético de la Universidad de Richmond, similar al momento en que los reguladores abrieron el mercado de las telecomunicaciones en la década de los setenta con fallos que marcaron el comienzo de la era digital al dar a las computadoras acceso justo a las líneas telefónicas.

Las baterías, que alguna vez fueron relegadas a alimentar dispositivos pequeños como controles remotos y relojes, ahora están posicionadas para energizar las cosas más importantes para la vida cotidiana, desde teléfonos inteligentes y automóviles hasta viviendas y oficinas enteras.

Y las grandes compañías petroleras se dieron por enteradas. En la conferencia anual CERAWeek de IHS Markit, que ha congregado esta semana en Houston a algunos de los nombres más grandes en el mundo de los combustibles fósiles, los ejecutivos tenían programado hablar de baterías no una, sino dos veces.

"La pregunta ya no es si las baterías perturbarán el sector eléctrico", escribió IHS en una descripción de una de las discusiones, "sino cuánto y cuán rápidamente" (si sirve de referencia sobre cómo la industria misma se siente al respecto, la primera de estas sesiones se celebró justo al frente de la conferencia, en un restaurante el miércoles. Estaba repleto). 

Aquí están las tres fuerzas detrás de las baterías que los ejecutivos deberían conocer:

Autos eléctricos
Durante mucho tiempo se ha analizado que el ascenso de las baterías de iones de litio, que son duraderas, de alta capacidad y fáciles de recargar, marcaría el comienzo del fin de la era de los combustibles fósiles.

Tal como están las cosas, los autos eléctricos fabricados por empresas como Tesla, General Motors Co. y BYD Co., que cuenta con la inversión de Warren Buffett, han reemplazado los tanques de gasolina en más de 3 millones de automóviles en las calles de todo el mundo.

Las predicciones apuntan a que las ventas de autos eléctricos a batería superarán las de autos a gasolina para el 2040. Según una estimación de Bloomberg New Energy Finance, eso eliminará 8.5 millones de barriles de demanda de combustible para transporte por día.

Presión sobre el gas
Ahora el avance de las baterías en los mercados eléctricos amenaza el reinado del gas natural, que en este momento genera alrededor de un tercio de la electricidad de EE.UU.

En California y Arizona, firmas como PG&E Corp. y Pinnacle West Capital Corp. están abandonando las centrales a gas a favor de proyectos de energía renovable. Estos parques solares y eólicos ahora pueden usar sistemas de almacenamiento de energía para acumular electricidad y distribuirla a medida que se necesite.

"Las baterías son un gran cambio en el juego", dijo Andy DeVries, analista de empresas eléctricas de CreditSights. "Si hay suficientes clientes que las tienen, entonces las compañías no necesitarán seguir construyendo nuevas centrales eléctricas".

The Brattle Group ha estimado que la reciente resolución de la comisión de energía podría ayudar a liberar hasta 50 gigawatios de electricidad almacenada en baterías a los mercados estadounidenses, lo que bastaría para energizar a 6 millones de hogares.

Los precios caerán
La revolución del almacenamiento en batería no está simplemente a la vuelta de la esquina. Los costos de las baterías de iones de litio tendrán que reducirse a la mitad de los niveles actuales para que los autos eléctricos compitan plenamente con los que usan gasolina, dijo Albert Cheung, titular de análisis de Bloomberg New Energy Finance.

La producción tendrá que aumentar, así como la producción de las materias primas necesarias para las baterías. Además la tecnología aún depende de incentivos y mandatos políticos en la mayoría de los mercados.

Dicho esto, los precios son un quinto de lo que eran hace ocho años. Y se proyecta que seguirán cayendo.