Parece que el día en que podamos arrancar nuestro auto y salir volando por los aires al estilo de los Supersónicos se encuentra cada vez más cerca. Compañías alrededor del mundo trabajan en el ansiado , y en 2019 veríamos el primer modelo en el mercado.

Terrafugia es la pionera. Desde 2009 trabaja en Transition, un auto con alas plegables y una cola que le permite volar.

El vehículo alcanza los 110 km/h en tierra, y llega hasta 172 km/h en el aire. Pero solo tiene espacio para dos personas en su interior. Además que necesita sí o sí una pista de aterrizaje.

La compañía anunció que el auto saldría al mercado en el 2019, con un precio de US$ 299,000. Y la demora tiene una razón: el TF-X.

¿Qué es? Pues nada menos que el nuevo prototipo de Terrafugia, cuya ventaja principal es que puede aterrizar y despegar verticalmente, al estilo de Star Wars.

Pero Terrafugia no es la única empresa que apuesta por . Airbus, por ejemplo, tiene en desarrollo a Vahanas, un taxi eléctrico que puede volar.

La compañía, asentada en Silicon Valley, planea iniciar la comercialización del modelo en 2020. Y el Vahanas, al igual que el último prototipo de Terrafugia, también cuenta con despegue y aterrizaje vertical.

Zee es una empresa aeronáutica ubicada en Mountan View que cuenta con el apoyo de Larry Page, cofundador de Google. Curiosamente, Zee también estaría trabajando en un .

Joby Aviation, por su parte, tiene en sus planes un modelo biplaza con doce rotores.

Fuera de Estados Unidos también hay iniciativas de este tipo. Una de las más notables es la de Aeromóvil, una empresa de Eslovaquia que ya probó con éxito su AeroMobil 3.0, modelo bastante similar al Transition, de Terrafugia.

Autos rentablesLos pueden sonar a una fantasía bastante agradable, pero si se evalúan los pros y contras de la propuesta puede que no sea tan emocionante. Al menos eso comentó Luciano Chang, ingeniero de la Universidad de Chile, al diario chileno El Mercurio.

En resumen, el académico asegura que un auto volador no es tan eficiente como un carro o un avión por separado.

La razón es bastante sencilla. El solo hecho de cargar con alas plegables le generaría un peso y esfuerzo extra al vehículo cuando se encuentre en tierra. Y en el aire, el par de llantas adicionales suponen la misma dificultad.

Y esos recursos se deducen inmediatamente del combustible. Es decir, se gastaría mucho más en gasolina o la forma de alimentar el vehículo, solo por el peso innecesario.

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