¿Amigo o enemigo?

Las máquinas son cada vez más inteligentes. No sólo ganan a los humanos al ajedrez, sino que también hacen que la producción sea más eficiente. Pero, ¿podrá la inteligencia artificial desarrollar una voluntad propia y gobernar el mundo?

¿Pero realmente debemos temer por nuestros trabajos, y en última instancia, por nuestro estilo de vida con esta tecnología? La respuesta es que no de forma masiva, y no por ahora.

El dato conocido de Foxconn, que ya se encuentra en la fase definitiva de sustitución de buena parte de los empleados -humanos- por robots no es una tendencia nueva.

Si acudimos a un sector tecnológico como es el del automóvil en España, la década de los 80 fue un periodo clave de robotización, que sin embargo no se apreció como amenaza.

Muy al contrario, la tecnología punta creó puestos de trabajo, a pesar de que buena parte de la cadena de montaje estuviera robotizada con máquinas de precisión controladas por ordenador.

Bien es cierto que esa tecnología no cabría en el concepto actual de robótica, de la que se espera un mayor grado de variedad de acciones. Sin embargo, los robots de hoy en día siguen realizando tareas repetitivas, además de peligrosas. Eso sí, con un mayor grado de sofisticación que el de hace 30 años.

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