Implante DRG.
Implante DRG.

Para los millones de estadounidenses que sufren del debilitante dolor de un daño nervioso, una opción antes pasada por alto surge ahora como alternativa a las altas dosis de opioides: dispositivos médicos implantados que utilizan electricidad para contrarrestar las señales de dolor a la manera en que actúan los auriculares con cancelación de ruido frente al sonido.

La técnica, llamada neuromodulación, fue una bendición para Linda Landy, que era una corredora de 42 años cuando en el 2008 una operación en uno de sus pies salió mal.

Le diagnosticaron un complejo síndrome de dolor regional, un problema que los médicos apodan la enfermedad del suicidio: el dolor es tan incesante que muchas personas se quitan la vida.

En noviembre pasado, Landy se sometió a una cirugía para recibir un dispositivo de Laboratorios Abbott que estimula el ganglio de la raíz dorsal, un punto en la médula que constituía el conducto del dolor para sus nervios dañados. A un año de haberse realizado el implante, llamado DRG, ella redujo drásticamente sus comprimidos analgésicos.

“El DRG no elimina del todo el dolor, pero puedo convivir con él”, dijo Landy, una madre de tres niños que vive en Fort Worth, Texas. Ahora puede volver a caminar y viajar en avión sin usar una silla de ruedas. “Parece algo menor, pero es enorme”.

Medidas contra los opioides
Gracias a las recientes innovaciones de fabricantes globales de dispositivos como Abbott y especialistas más pequeños como Nevro Corp., los implantes pasaron a ser más potentes y efectivos. La demanda de implantes crece a la par de las medidas implementadas a nivel nacional contra los narcóticos y las prescripciones excesivas de analgésicos.

El mercado podría duplicarse hasta US$ 4,000 millones en 10 años, en comparación con los aproximadamente US$ 1,800 millones en Estados Unidos y US$ 500 millones en Europa que alcanza en la actualidad, según la firma investigadora en el área de salud Decisions Resources Group.

“Lo rodeaba un gran estigma cuando salió”, dijo Paul Desormeaux, analista de Decisions Resources en Toronto. “La idea de enviar una señal eléctrica a través del sistema nervioso asustaba un poco, pero a medida que surgieron datos clínicos y los médicos pudieron probar su seguridad, la actitud general cambió considerablemente”.

En EE.UU., al menos 50 millones de adultos sufren de dolor crónico, según los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades. Solo una fracción de estos se beneficiaría con la estimulación de la médula espinal --alrededor de 3.6 millones, según Decisions Resources--, pero son los enfermos a los que generalmente se administran las dosis más altas de narcóticos. Se trata de personas con daño nervioso derivado de enfermedades como la neuropatía diabética y el herpes Zóster, además de intervenciones quirúrgicas.

“Es indudable que implantando estos dispositivos reducimos el riesgo de dependencia de los opioides” dijo Timothy Deer, presidente de Spine and Nerve Centers of the Virginias en Charleston, Virginia Occidental, cuna de la epidemia de los opioides. “Si recibimos a una persona antes de que se le administren opioides, en el 95% de los casos podemos reducir su necesidad de recurrir a ellos”.

Los estudios han demostrado que los estimuladores de la médula espinal pueden disminuir en un 60 por ciento o más los fármacos potentes para el dolor, dijo Deer, que es profesor de anestesiología.