Bloomberg.- Algunos estudiantes atienden mesas o cuidan jardines para pagarse la universidad. Jack McCarthy recorrió tiendas de cosas viejas del Midwest buscando los suéteres de Navidad más feos que podía encontrar.

McCarthy, de 22 años, compró todos los que pudo, generalmente por unos pocos dólares cada uno, y después los vendió a más de US$ 20. En un momento, el negocio llegó a darle unos US$ 100,000 anuales, dinero que McCarthy utilizó para graduarse de Babson College sin deuda.

Lo ayudó a hacerlo Shopify. La compañía canadiense ofrece sitios web, pagos, envíos y otros servicios a más de 500,000 comerciantes online y a menos de tres años de haber salido a bolsa, tiene una capitalización de mercado de US$ 10,000 millones, aproximadamente el tamaño de Twitter o Square.

La tesis de Shopify es relativamente simple: personas de todo el mundo tienen cerebro y energía suficientes para crear negocios online exitosos, pero no cuenta con las herramientas necesarias.

Shopify les permite probar ideas de tiendas online por US$ 29 mensuales, y las primeras semanas son gratis.

Muchos fracasan, pero los que encuentran un mercado comienzan a crecer. Cuanto más éxito tienen, más dinero gana Shopify a través de comisiones por transacciones y niveles de suscripción a precios más altos.

"Esa barrera mínima para ingresar es una de las razones por las que Shopify crece como loco", dice McCarthy por teléfono desde Holanda, donde está viajando y prestando al margen servicios de consultoría en comercio electrónico.

Shopify es la compañía de tecnología cotizada en Estados Unidos con mejor desempeño con una capitalización de mercado superior a US$ 1,000 millones. Y las acciones han rendido más del 500% en los 27 meses transcurridos desde la salida a bolsa de Shopify.

En contraste, Facebook y Netflix rindieron un 100% durante ese mismo período después de sus salidas a bolsa.

Si bien Shopify todavía no tiene ganancia, trimestre tras trimestre ha superado las estimaciones de los analistas y eleva su pronóstico como un mecanismo de reloj.

La compañía parece estar manejando hábilmente su competencia, pero ese éxito podría convertirla en un blanco maduro para su adquisición por Google o Amazon.com, y hasta podría llevar a dichas compañías a ir tras su negocio.

Tobi Lutke, un programador alemán de software que se trasladó a Ottawa para estar con su novia canadiense, fundó Shopify en 2004.

Lutke había tratado de construir una tienda de snowboard online y se dio cuenta de que no había disponibles herramientas fáciles de usar.

Captó dinero de Bessemer Venture Partners y Felicis Ventures, adquirió un estudio de diseño con el fin de crear sitios disponibles para los usuarios y siguió agregando nuevas funciones como aplicaciones sobre puntos de venta y un sistema de pagos.

Desde que captó US$ 150.5 millones en la salida a bolsa, Shopify creció de 165,000 clientes a medio millón, superando a competidores como Bigcommerce con sede en Austin.

Con los años, se ha desarrollado todo un ecosistema en torno de Shopify, muy parecido al que rodea a Amazon. Grupos y foros en Facebook y Reddit están dedicados a los arcanos de la optimización de los motores de búsqueda y las tasas de conversión.

Desarrolladores del mundo entero han construido cientos de aplicaciones que los comerciantes pueden agregar a sus tiendas, desde conversores de número de calzado hasta herramientas para la gestión de cadenas de abastecimiento.

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