Es momento de planear el futuro de nuestra ciudad. ¿Cómo quieres que sea Lima en el 2034?.
Es momento de planear el futuro de nuestra ciudad. ¿Cómo quieres que sea Lima en el 2034?.

Cuando se imagina a , la mayoría de los ciudadanos desea lo mismo: una ciudad con menos tráfico, más sostenible y segura. Quizá hay quienes piensen que estas aspiraciones son imposibles. Sin embargo, tres expertos en temas de transporte, hidrocarburos e industria nos demuestran que, en el caso de algunas, el camino al progreso ya está trazado.

Pedro Gamio, consultor y ex viceministro de Energía, dice que el sector transporte de Lima podría ahorrar un promedio de US$ 4 mil millones en los próximos 15 años si únicamente utilizara gas natural vehicular (GNV). Este combustible es 57% más económico que la gasolina y 50% más que el diesel. En Lima, existen unos 200,000 vehículos que circulan a gas natural vehicular (GNV). Además, hoy los 600 buses del Metropolitano y otras líneas de transporte público como el Corredor Rojo, funcionan con este recurso, el más limpio y económico de los combustibles fósiles.

“Después de casi 15 años de explotación de gas natural en el país, el índice de penetración del Perú sigue siendo muy bajo. Solo 15%, mientras que Bolivia llega al 41% y Colombia al 65%. Es decir: podemos aprovechar mejor nuestros recursos”, remarca Pedro Gamio. En el Perú, existen reservas de gas natural probadas para los próximos 30 años, lo que significa que la totalidad del transporte público podría abastecerse sin problemas de combustible. Tenemos infraestructura para mejorar y extender la distribución de este hidrocarburo. Existen grandes oportunidades para aprovecharlo al máximo.


Paso a paso al futuro de nuestra ciudad.
Paso a paso al futuro de nuestra ciudad.

Una Lima menos gris

El combustible que se elige para los vehículos repercute en la salud de todos los limeños. Los motores con diésel y gasolina del transporte urbano son la principal causa de contaminación atmosférica de nuestro país. Las diminutas partículas de azufre que emiten provocan enfermedades cardiovasculares, pulmonares, cerebrovasculares, cáncer de pulmón y muertes prematuras.

Los expertos del medio ambiente concuerdan en que el ideal sostenible para cualquier país es utilizar más energías renovables. Por ejemplo, que nos movilicemos en trenes, buses y carros eléctricos. Sin embargo, esta transformación tendrá que ser progresiva, sobre todo en los países en desarrollo, pues demanda una fuerte inversión e infraestructura. Ante esta situación, Patricia Iturregui, consultora en derecho ambiental, considera al GNV un puente hacia ese cambio.

“Una medida urgente es cambiar el transporte público a gas natural, el combustible menos nocivo de todos. Así lo ha establecido el Índice de Nocividad de Combustibles, emitido por el Ministerio del Ambiente, a partir del cual se espera que los combustibles más contaminantes paguen más impuestos y los más limpios, menos”, señala Iturregui. La especialista y también catedrática agrega que el aire dejaría de ser una amenaza si reducimos su principal agente de contaminación, y el gas natural, a pesar de ser un combustible de transición, resulta por ahora la manera más efectiva de lograrlo.

Con 15 años utilizando gas natural, lima ha dejado de emitir 50 millones de toneladas de co2.


Nuestra ciudad ya experimenta los beneficios de utilizar un combustible más limpio. Desde el ingreso de en el 2004, gracias al gas natural se ha dejado de emitir al ambiente más de 50 millones de toneladas de CO2. En los últimos diez años, se evitaron 112 muertes prematuras, 43.604 casos de asma y 54 admisiones hospitalarias. El efecto dominó es sencillo: una ciudad menos contaminada mantiene a sus habitantes más sanos y esto, a su vez, reduce los gastos de servicios médicos.

Un sector industrial ecoamigable

La palabra fábrica podría ser sinónimo de contaminación en la mente de muchos. Por ejemplo, para producir cemento, cerámica o vidrio se necesitan hornos que alcancen temperaturas extremadamente altas, siendo necesario utilizar una gran cantidad de combustible. Sin embargo, en los últimos 15 años las empresas han encontrado en el gas natural una opción más eficiente y económica para producir calor.

Después del sector generador de energía, el sector industrial es el que más ha reducido su huella de carbono desde que se empezó a usar gas natural. Entre 2004 y 2015, las empresas que utilizaron los servicios de Cálidda, evitaron la emisión de más de 4 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, el equivalente a la cantidad de dióxido que purificarían 373 millones de árboles al año en Lima.

Para Jorge Olazábal, director general de Cálidda, el futuro de las empresas peruanas incluye un cambio de matriz energética. Así lo explica: “En 15 años el gas natural habrá consolidado sus tres principales beneficios: su alta competitividad porque no daña las tuberías, por lo que las máquinas y los procesos de fabricación no requieren tanto mantenimiento. También su bajo costo, lo cual permite que los productos sean más baratos y, por tanto, más competitivos a nivel regional. Y, finalmente, su reducción en la huella de carbono”.

A pesar de las cifras y datos del impacto positivo que ha tenido el gas natural desde su llegada a Lima, la relación del Perú con este hidrocarburo aún está en sus inicios. A finales de los ochenta, se halló por primera vez gas natural en Camisea, en el departamento de Cusco. Tan solo hace 15 años Cálidda empezó a distribuirlo en Lima y Callao. Si sabemos aprovecharlo, el futuro del gas natural en nuestro país tiene muchas posibilidades. ¿Entonces, cómo te imaginas Lima en el 2034?

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