Podcast | Tres minutos basta | Ignacio Quintanilla
Podcast | Tres minutos basta | Ignacio Quintanilla

¿Y qué le dirías a alguien que siente que la realidad lo desborda? Hay que mirar de otra manera. Sí, le diría eso. Hay que mirar de otra manera.

Con mucha frecuencia las dificultades vienen todas juntas. O vienen de gran tamaño. Y entonces sientes que te desbordan. Qué pueden más que tu. Y no sabes cómo actuar. En ese punto suele ser posible elegir entre dos opciones: atravesar o rodear. Eso es, atravesar la dificultad en plan avasallador y seguir en tu camino original, o rodear la dificultad y retomar tu camino original.

No hay una regla para saber cual decisión es mejor. Depende de las circunstancias. Lo que no depende de las circunstancias es pararse a pensar y elegir una u otra opción. Con el pensamiento, no con la emoción. Dejarse guiar por el instinto tiene alto riesgo de fracaso.

Por eso es importante que mires con claridad cuál es la dificultad a resolver y que recuerdes muy bien tu verdadero objetivo.

Te pongo un ejemplo. Imaginemos que tienes un proyecto muy bueno que requiere de una inversión importante. Estás convencido y ves claro el valor de tu proyecto. Pero cuando se lo llevas a tu jefe – o al inversionistas con quien contabas para financiarlo – no convences. Y sin la inversión no hay proyecto. Y aquí te paras. ¿Atravesar o rodear?. Atravesar sería discutir. Pelear. Buscar más argumentos para convencer. Intentar presionar con eso de “nunca confías en mis proyectos”, “no es justo”, o la típica de “¿cuándo te he fallado?. La otra opción, “rodear” sería mirar qué otra persona puede ayudarte con la inversión necesaria. Al parar y pensar recuerdas tu verdadero objetivo: sacar el proyecto adelante. Y decides rodear. Pero sin parar y pensar te confundes y crees que el objetivo es convencer al jefe o al inversionista y decides atravesar con probablemente poco éxito. Cuando confundes el objetivo te despistas.

Frente a una dificultad no se trata de mirar a otro lado. Se trata de mirar de otra manera. No quedarte mirando la dificultad, que justo está ahí para no dejarte ver, sino de mirar el objetivo que persigues y buscar otros caminos para resolverlo.

El enfrentamiento y la protesta es quedarse pegado en el problema. Se puede ir por la vida de opositor o propositor. La oposición generalmente destruye. Suele ser irreflexiva y violenta. La proposición generalmente construye. Es reflexiva y conciliadora.

Los grandes problemas sociales surgen por muchas personas que están “en contra de algo”. Los grandes avances sociales nacen de muchas personas que están “a favor de algo”.

Para ser propositor, no hay que mirar a otro lado, pero sí hay que mirar de otra manera.