Tres minutos basta: ¿Y que le dirías a alguien que no sabe decir lo que siente?
Tres minutos basta: ¿Y que le dirías a alguien que no sabe decir lo que siente?

¿Y que le dirías a alguien que no sabe decir lo que siente? Evadir las emociones genera estrés. Sí, le diría eso. Evadir las emociones genera estrés.

Esta pregunta es una de las que recibí a través de mis stories de Instagram la semana pasada. Esta pregunta es interesante por ser una realidad que todos sufrimos.

Basta con mirar las redes sociales. No encuentras el post de alguien que diga estoy preocupado, no encuentro trabajo, me siento triste, me siento solo, etc. En la vida cotidiana nos pasa lo mismo. A la pregunta de ¿Cómo estás? casi de manera automática respondemos “bien, gracias, y tu?” estemos bien o no lo estemos.

¿Dónde quedan nuestras emociones?. En tres lugares:

  1. El primero, en nuestro estómago. Desarrollamos acides u otros males gástricos como consecuencia de no transmitirlas.
  2. El segundo, en nuestra almohada. Pasamos varias horas de la noche dando vueltas sin conseguir dormir masticando a solas nuestros sentimientos.
  3. El tercero, con las personas que más queremos. Nos mostramos callados o malhumorados sin explicar por qué. Y los tratamos de una manera que no merecen.

Esos lugares tienen un nombre. Se llama “estrés”. Creemos que evadir las emociones es la manera de no estresarnos, cuando es todo lo contrario. Aunque queramos aparentar que no están ahí, siguen ahí. Ponerlas de manifiesto es igual que encender la luz en una habitación obscura: todo se ve claro.

Sin embargo, la pregunta que me hicieron al Instagram fue ¿Qué le dirías a alguien que no sabe decir lo que siente? Esto es más difícil.

Recomiendo lo que denomino “la ruta del afecto”. Para atreverse a comunicar emociones hace falta conexión con las personas. Y la manera más rápida de conectar es a través del afecto. Empieza a regalar afecto a las personas que frecuentas. A tu familia, a tus amigos, a tus compañeros de trabajo. A todos aquellos con los que tienes contacto.

El afecto construye una especie de “tuberías” entre todas esa personas y tu. Regalar afecto no es difícil. Es dar honestos buenos días. Es desearle verbalmente a las personas que todo les salga bien esta mañana. Es decirles qué bonito les queda lo que llevan puesto. Diferentes expresiones de auténtico interés por ellos y ellas. Y una vez que tienes construidas las “tuberías”, que los expertos llaman “conexión de confianza”, decir lo que sientes fluye sólo. Lo verás.

Por ahora, construye tuberías a través del afecto y di lo que sientes, porque evadir las emociones genera estrés.