Posicionamiento empresarial: ¿Cuál es la relación entre las empresas y la democracia?
Posicionamiento empresarial: ¿Cuál es la relación entre las empresas y la democracia?

Según Rebecca Henderson, profesora de la Universidad de Harvard, fortalecer la democracia es la única forma de asegurar que el libre mercado sobreviva. Considera que para que una sociedad sea sólida, debe existir un balance entre negocios y libre mercado, un gobierno bien gestionado, y, una sociedad civil en la que las personas de a pie tengan voz, apoyados en medios de comunicación libres y un poder judicial autónomo.

En este podcast, la especialista en estrategias corporativas y CEO de Kreab Perú, Gisella Benavente, analiza el tema: ¿Tienen las empresas un rol en fortalecimiento de la democracia? Advirtiendo que, según indicadores de percepción, existe un desgaste y una gran desconfianza de la gente en la democracia y el capitalismo, que debe ser revertido.

Benavente considera que, generalmente, no se asocia como un rol de la empresa privada preocuparse por la situación de la democracia, pero el tiempo ha demostrado que enfocarse sólo en el rendimiento económico es un error. “Los gobiernos son vitales para el buen funcionamiento del mercado y un mercado sin control es peligroso para el sistema”, puntualiza.

Agrega que, si los gobiernos no cumplen con su responsabilidad de controlar el buen funcionamiento del mercado, las sociedades corren el riesgo de caer en “capitalismo clientelista”, en el cual el éxito de los negocios depende de una relación cercana entre los funcionarios y los empresarios.

Malos indicadores

Benavente muestra diversos indicadores de seria desconfianza en la democracia y en el capitalismo. Así, el Índice de Percepción sobre la Democracia 2020, realizado por la plataforma de investigación Dalia, (el estudio anual más grande sobre democracia), revela que casi el 80% de la población mundial considera que la democracia es importante; sin embargo, cerca a un 50% indica que su gobierno sólo sirve a los intereses de la minoría.

“En el Perú, el 45% siente que el gobierno se preocupa sólo por las élites y un 50% que los líderes empresariales actúan pensando sólo en el interés de una minoría”, según revela este mismo estudio.

Otro resultado interesante es que, en el caso de Chile, el 72% considera que su gobierno sólo sirve a las élites. “Ha quedado evidenciado que el actual sistema no ha generado resultados inclusivos y sostenibles para nuestra sociedad, y hay razones para que las personas piensen que el sistema es corrupto y beneficia a unos pocos, sobre todo considerando los continuos escándalos que han puesto en duda la ética del sector privado y público”, señala Benavente.

En el Perú, según una reciente encuesta de Datum a nivel nacional, sólo el 21% de los ciudadanos considera que los grandes empresarios se preocupan por el bienestar del país, y más bien un 60% considera que la gran empresa paga coimas para obtener lo que necesita.

Acciones

Ante la pregunta: ¿Qué puede hacer el sector privado para fortalecer la democracia?, Benavente señala que este y otros indicadores globales nos indican que hay una creciente falta de confianza de las personas en que los gobiernos cumplan su labor de garantizar igualdad de oportunidades y en las corporaciones pues piensan que el sector privado se preocupa sólo por sus ganancias.

“Hay una razón por la que tantas personas sienten que el sistema no funciona para ellos. Incluso antes de la pandemia, el incremento de la desigualdad y la baja movilidad social (la capacidad de una persona de mejorar su calidad de vida), ha estado generando sentimientos de injusticia que han ido alimentando un incremento del populismo en todo el mundo”, apunta.

Benavente señala que esto no tiene sólo que ver con las grandes empresas. “En nuestra sociedad, cada vez se fue volviendo más común codearse con el pago de coima para evadir trámites o tener que conseguir un ´contacto´ para ganar un juicio, corriendo el riesgo de dejar de sorprendernos y que terminemos aceptando que es así”.

Agrega que mientras las personas no confíen que quienes están en el poder se preocupan genuinamente por el bienestar de los ciudadanos y están dispuestos trabajar por el bienestar de todos, lo más probable es que continuen apoyando demagogias pues no perciben otra alternativa.

“Lo cierto es que las instituciones democráticas necesitan el respaldo del sector privado para sobrevivir, y, por tanto, su rol es clave en el fortalecimiento o el desgaste del sistema”, puntualiza.

Señala que muchos líderes del sector privado aún creen que lo que se espera es que las empresas es que sacrifiquen algún rendimiento financiero para hacer del mundo un lugar mejor, pero lo que el nuevo entorno espera mas que esfuerzos humanitarios de las empresas. “Esperan un comportamiento ético, sostenido y auténtico que pueda generar valor para la sociedad en el largo plazo”, apuntó.

“Estamos entrando a nueva era de hacer negocios, donde se plantea que se debe mantener el potencial de crecimiento de la compañía, pero mejorando a su vez, la calidad de vida de las personas”, puntualiza.

En consecuencia, finaliza Benavente, actuar en el mejor interés de la empresa y de los accionistas, es también actuar en el mejor interés de la sociedad, cuando lo que queremos es garantizar la sostenibilidad del negocio en el largo plazo.