La democracia está en crisis en todo el mundo, no sólo en nuestro país. Lo que estamos viviendo no es sólo un tema de momento. Nos encontramos en medio de un proceso electoral para elegir un nuevo gobierno con un estado ausente en gran parte el país, falta de confianza en los líderes privados y públicos, instituciones débiles, profundos problemas estructurales, gran desigualdad y falta de identificación con los partidos políticos; sumado a una crisis sanitaria sin precedentes.

El resultado de la primera vuelta electoral estuvo marcada por la baja credibilidad en los partidos políticos en general, lo que se vio reflejado en la falta de un liderazgo claro en los resultados que obtuvieron los candidatos. A menos de una semana de la segunda vuelta, seguimos manteniendo la incertidumbre sobre quién gobernará y sobre su capacidad de atender los graves problemas estructurales que tenemos en el país.

En este episodio, Gisella Benavente - CEO de Axia Consulting Group y especialista en estrategias corporativas y sostenibilidad, reflexiona sobre la importancia de ser conscientes de que somos parte de una misma sociedad y, por tanto, compartimos responsabilidad en el éxito o desgaste del sistema en que vivimos cada uno desde su rol.

Benavente explica que muchas personas que consideran la democracia como el mejor sistema de gobierno, señalan no estar satisfechas porque sienten que los políticos que los gobiernan no los están representando y no les importa los ciudadanos. Los continuos escándalos de corrupción que involucraron tanto al sector privado como al público, han contribuido a generar la percepción de que el sistema sólo favorece a los más ricos y poderosos. “No podemos negar que en últimos años nuestros partidos políticos han sido básicamente un cascarón sin ideología clara, acogiendo políticos que saltaban de un lado a otro conforme les era conveniente”, recuerda.

Vivimos en un entorno cada vez más fragmentado y polarizado, y la crisis política, enconómica y sanitaria a la que nos enfrentamos nos dejará un país más frágil y más desigual. Y, a pesar de estos años de crecimiento económico no hemos logrado atender las necesidades básicas de la mayoría de peruanos, lo que ha quedado evidenciado con la pandemia.

Ante la pregunta ¿cuál es el Perú en el que queremos vivir?, la especialista señala que la respuesta no es una declaración, sino que estará reflejada en cada una de las decisiones que tomamos en nuestra vida cotidiana como empresarios, como ciudadanos o como funcionarios públicos. De ahí la importancia de identificar con claridad y objetividad qué hicimos bien y qué debemos hacer mejor, y asegurarnos de implementar los cambios que se necesitan para que la democracia no sólo sobreviva a estas elecciones, sino que se mantenga en el futuro.

Benavente explica que las instituciones democráticas necesitan el respaldo del sector privado para sobrevivir. “Muchos líderes empresariales aún creen equivocadamente que lo se espera de las empresas es que sacrifiquen algún rendimiento financiero para hacer del mundo un lugar mejor”, señala.

Lo que el nuevo entorno espera de las empresas es un comportamiento ético, sostenido y auténtico que pueda generar valor para la sociedad en el largo plazo. Por ello, es importante comprender que la actividad comercial forma parte de un sistema interdependiente y, por tanto, debemos considerar la generación de valor para los grupos de interés como parte del nuevo modelo de hacer negocios. “No es posible generar ganancias a costa del bienestar o la capacidad de recuperación de la sociedad a la cual pertenecemos”, precisa.

Benavente sostiene que quienes creemos en la democracia, debemos esforzarnos en escuchar para comprender y no sólo para responder. Debemos buscar ver la figura completa y así reconocer los cambios que se requieren para ser una sociedad más justa e inclusiva. El sector privado y público necesitan aprender a trabajar juntos por el bienestar común, y las empresas pueden ser agentes de cambio demostrando que son capaces de comprender lo que es importante para las personas y tener legitimidad. “Si la democracia es el sistema elegido, pasadas las elecciones no podemos dar vuelta a la página; por el contrario, debemos preocuparnos porque las mejoras necesarias para fortalecer sus instituciones se realicen para recuperar la confianza de la ciudadanía”, finaliza.