Reyes Rivera, el talentoso estudiante que trabaja en la purificación y tratamiento del agua que consume la población de la región San Martín. (Foto: Difusión)
Reyes Rivera, el talentoso estudiante que trabaja en la purificación y tratamiento del agua que consume la población de la región San Martín. (Foto: Difusión)

Acceder a agua potable es uno de los mayores problemas que afrontan los peruanos, en especial los que viven en zonas rurales o marginales. Desde muy joven Reyes Rivera Cotrina mostró interés en lograr que su familia y amigos consuman pura y sabía que estudiando podría alcanzar su sueño. Conozcamos su valiosa historia de esfuerzo.

“Estudiar es la base del éxito”. Esa frase se repite una y otra vez Reyes Rivera Cotrina, hijo de padres dedicados al cultivo de cacao, frejoles y maíz en su natal San Martín. Desde niño, se trazó como meta convertirse en profesional para ser el orgullo de su familia. En el 2015 lo consiguió. Fue el primero y el único de sus seis hermanos en pisar una universidad y seguir sus estudios superiores gracias a una beca que le otorgó el Estado peruano. Le falta solo un ciclo para graduarse de la carrera de Ingeniería Ambiental y, en la actualidad, trabaja en el tratamiento y purificación del agua que consumen los pobladores de su comunidad.

A sus 24 años, el joven divide su tiempo entre sus clases virtuales en la Universidad Peruana Unión, sede Tarapoto, y sus labores en la empresa Emapa San Martín S. A., que presta servicios de agua potable y alcantarillado sanitario en su región. “Estoy en la unidad operativa como asistente de producción y tengo a mi cargo a 12 operadores. Monitoreo el control de insumos, verifico cómo se está realizando el tratamiento del agua para el consumo humano. Todo el tratamiento lo realizo gracias al apoyo de mis operadores”, indica el beneficiario de Beca 18 del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación.

Reyes detalla que para el tratamiento captan el agua de la cuenca del río Huallaga a través de una bomba. Luego, el agua pasa a la planta, donde se realiza la sedimentación de las partículas, la aplicación de coagulante, el filtro y el clorado. Una vez culminado estos procesos, se deposita a los reservorios y finalmente se distribuye. “Me gusta mi trabajo porque ayudo a que más personas se abastezcan de este recurso tan escaso. Beneficiamos a la población de la provincia Picota y otros sectores, como Pumahuasi, Santa Rosa, Santa Rosillo y San Cristóbal de Puerto Rico”, comenta.

Junto con su compañera Sheyka Flores Tauma, trabaja además, en la tesis sobre la remoción de la turbidez de las aguas residuales domésticas aplicando el frejol huasca de la selva para su titulación en la carrera de Ingeniería Ambiental. “Queremos ver el nivel de eficiencia que tiene este frejol para disminuir la turbidez de las aguas residuales. Vamos a reemplazar el sulfato de aluminio por la harina del frejol huasca. La idea es mover el nivel turbidez del agua residual antes que desemboque en los cuerpos hídricos (ríos) para evitar que se contamine en gran cantidad”, explica.

Camino al éxito

“Me enteré por las redes sociales sobre el concurso Beca 18, modalidad Ordinaria, y no dudé en presentarme. Estuve esperando esa oportunidad desde tercero de secundaria. Mi familia es de bajos recursos económicos y fue una emoción para ellos saber que no iban a asumir los gastos de mis estudios”, cuenta el becario.

Su etapa universitaria no fue fácil. “Quise desertar en el primer ciclo. No entendía los temas, pero poco a poco le fui agarrando el ritmo, investigando y empapándome más sobre la Ingeniería Ambiental”, confiesa Reyes. Desde el colegio, él se esmeró en sacar buenas calificaciones y llenar su casa con cartones de diplomas. En su universidad no es la excepción. Hasta el octavo ciclo de su carrera, ocupó el primer puesto en su especialidad, ha obtenido reconocimientos y hasta fue designado como classmate para dictar clases de reforzamiento a estudiantes de ciclos menores.

Reyes, quien creció en el distrito de Agua Blanca, provincia de El Dorado, aún no se gradúa, pero ya se está planteando nuevos objetivos. A penas se titule, sueña con realizar una maestría en Gestión Ambiental en la Universidad Nacional de San Martín. Quiere complementar con otra maestría en ordenamiento territorial en alguna universidad nacional de Lima, y ¿por qué no? Salir al exterior y seguir un posgrado en una institución educativa del primer mundo. Nada es imposible para él.

“Todos mis logros se los debo a mis padres, sobre todo a mi mamá Joanhy, quien sin tener educación siempre me alentó a seguir esforzándome. Agradezco también al Pronabec que con Beca 18 me cambió la vida en muchos aspectos, no solo en lo académico, sino también en lo social y en mi futuro como profesional”, asegura. A los jóvenes, les deja como mensaje que tengan mucha disciplina y perseverancia. “Sigan adelante”, dice y vuelve a recalcar: “No olviden que estudiar es la base del éxito”.