La proporción de los 600 millones de habitantes de la región que viven en extrema pobreza, definida en la región como sobrevivir con menos de $2.50 al día, se redujo a la mitad entre el 2003 y el 2012, es decir, a 12.3% (Foto: Andina).
La proporción de los 600 millones de habitantes de la región que viven en extrema pobreza, definida en la región como sobrevivir con menos de $2.50 al día, se redujo a la mitad entre el 2003 y el 2012, es decir, a 12.3% (Foto: Andina).

¿Qué es ser pobre en el Perú? Gonzalo Sánchez, un padre soltero con problemas de salud que es profesor a tiempo parcial en una universidad pública con un hijo que estudia para ser diseñador, a menudo no puede solventar una cena. Manuela Cuevas llega a fin de mes gracias a los trabajos ocasionales de su marido retirado y los ingresos de su yerno como gerente de una empresa de seguridad.

Gina Palomino, su esposo y sus tres hijos subsisten de los ingresos por los ocasionales trabajos de construcción del marido y por las ventas de frutas en la calle, interrumpidas ahora que está embarazada. Sus nombres no son reales, pero sus situaciones sí lo son. También lo son las decenas de miles de agricultores cuyos cultivos no estaban asegurados y se perdieron por las inundaciones del año pasado. Como muestran estos casos, cruzar la línea de pobreza en cualquier dirección depende de innumerables detalles de las circunstancias.

En este siglo, Perú ha tenido un éxito espectacular en la reducción de la pobreza, más que cualquier otro país en América Latina, según la ONU. La proporción de la población que es pobre cayó del 55% en el 2001 al 21% en el 2016, según el INEI, que define la pobreza como un ingreso mensual por persona de menos de 338 soles (US$ 103).

La mayor parte de esta disminución se debió al rápido crecimiento económico, con la reciente ayuda de mejores programas sociales. Pero esto ha llegado a su fin: en el 2017, la tasa de pobreza volvió a subir al 22%, lo que significa que 375,000 personas más son pobres.

El aumento es pequeño, pero es preocupante y tiene importancia más allá del Perú. A diferencia de algunos de sus vecinos, su economía aún se está expandiendo a un ritmo razonable (creció un 4% en el 2016 y un 2.5% en el 2017). En el pasado reciente, la pobreza hubiera caído con esa tasa de crecimiento. En otras palabras, reducir la pobreza es cada vez más difícil.

Eso es cierto en toda la región. Entre el 2014 y 2017, la tasa de pobreza promedio en 18 países seguidos por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU aumentó de 28.5% a 31.7%. Es cierto que la mayor parte de esto se debió a una recesión en Brasil y una depresión en Venezuela. Pero por el momento, los años de rápido progreso social en América Latina han terminado.

El mejor antídoto sería un crecimiento económico mucho más rápido. Aunque es muy ridiculizado, el efecto de "goteo" del crecimiento sobre la pobreza es real. En el caso del Perú, crear consenso social para grandes proyectos mineros sería de gran ayuda en el corto plazo.

El ingreso por impuestos y divisas que estos proyectos proporcionan es reciclado como una mayor demanda de servicios que emplean a personas no calificadas. Pero tanto para el Perú como para la región en general, impulsar la productividad y diversificar la economía es vital para reducir la pobreza en el mediano plazo.Hay otros aspectos que los legisladores deben abordar.

Una gran parte de la clase media baja emergente sigue siendo vulnerable a cambios en circunstancias personales o nacionales, como las inundaciones del año pasado en Perú. La pobreza tiene muchas dimensiones, aparte de los ingresos, como ahora reconocen muchos gobiernos.

Estas incluyen problemas de salud, vivienda y educación, además de falta de capacitación e instalaciones para el cuidado de niños, vecindarios peligrosos y un transporte público inadecuado. Todos estos problemas pueden interponerse entre los latinoamericanos urbanos y un trabajo seguro y bien remunerado.

En el Perú, la pobreza rural se ha reducido drásticamente, gracias a una mejor comunicación, como ha señalado , ex presidente del banco central. La descentralización ha dado dinero a los alcaldes de las ciudades pequeñas para construir o mejorar carreteras.

La expansión de teléfonos móviles ha conectado a los campesinos con los mercados. Pero estos efectos pueden haberse desacelerado: el 70% de los pobres del Perú todavía vive en ciudades de menos de 20,000 habitantes, y la mitad depende del ingreso agrícola, como observó Carolina Trivelli, una ex ministra de desarrollo social.

El Banco Mundial encontró, en un estudio publicado en el 2015, que unos 130 millones de latinoamericanos habían permanecido atrapados en la pobreza durante los nueve años anteriores a pesar de un crecimiento económico más rápido.

Estos pobres crónicos tienden a estar en áreas rurales remotas o en la periferia de las ciudades. Su pobreza es especialmente "multidimensional". Para aliviar su situación se requieren políticas públicas bien dirigidas.

El aumento de la pobreza en el Perú coincidió con la agitación política. El gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, elegido en el 2016, resultó ineficaz para impulsar el crecimiento económico. Abandonó una reforma educativa prometedora para aplacar una oposición destructiva en el Congreso, y mostró poca comprensión de las realidades de la pobreza (por ejemplo, nombró a una lobista corporativa como ministra de desarrollo social).

Tras la en marzo por acusaciones de conflicto de intereses (que él niega), su reemplazo, Martín Vizcarra, declaró que el aumento de la pobreza era "inaceptable". Si va a revertirlo, los políticos deben mejorar su juego.