AFP.- El presidente brasileño Michel Temer, acorralado por graves acusaciones de corrupción, enfrenta a partir de este martes el reinicio de un juicio en el (TSE) que puede anular su mandato.

Un pequeño grupo de manifestantes con carteles a favor de elecciones "Directas ya" empezó a concentrarse en las inmediaciones del tribunal, que tiene previsto sesionar a partir de las 19:00 locales (22:00 GMT).

El proceso, que hasta hace poco parecía condenado al fracaso, cobró relevancia desde que el pasado 17 de mayo salió a la luz una grabación en la que el presidente parece dar aval al pago de un soborno; la grabación fue entregada por ejecutivos del gigante cárnico JBS, en el marco de un acuerdo de delación premiada.

El escándalo disparó los pedidos de renuncia y de 'impeachment' contra Temer y el Supremo Tribunal Federal (STF) le abrió una investigación por presunta corrupción, organización criminal y obstrucción a la justicia.

La batalla más inminente del presidente arranca esta noche, cuando los siete magistrados del TSE juzguen la validez de los comicios del 2014, en los que resultó reelecta la fórmula Dilma Rousseff (PT, izquierda)-Michel Temer (PMDB, centroderecha), por presunto abuso de poder y financiación ilegal procedente del megafraude a Petrobras.

Las denuncias fueron presentadas en el 2014 y 2015 por el PSDB (centroderecha), derrotado en las urnas, pero en la actualidad paradójicamente el principal aliado del PMDB de Temer, quien asumió la presidencia tras la destitución de Rousseff hace un año.

El juicio debería terminar el jueves, pero expertos consultados por la AFP coinciden en que hay muchas probabilidades de que se alargue por semanas si uno de los magistrados pide "vista" para suspender el debate y revisar el caso.

El entorno presidencial está convencido de que Temer será absuelto, pero en caso de condena existen también varios mecanismos prolongados de apelación.

Desenlace inciertoPara la fiscal de la República y especialista en Derecho Público Silvana Batini es "muy difícil" pronosticar un veredicto.

"Aunque el TSE juzgue en el plano jurídico, la crisis institucional es muy seria y es natural que ese tribunal se vea influenciado por la cuestión política también", dijo Batini a la AFP.

Temer trató de mostrar normalidad la víspera del juicio, al encabezar varios actos de gobierno en los que defendió su gestión y sus impopulares reformas promercado para sacar a de la peor recesión de su historia.

El mandatario, de 76 años, se apoya en el crecimiento económico del primer trimestre de este año (+1%), en el control de la inflación y en una leve disminución del desempleo, que afecta aún a 14 millones de brasileños (13,6% de la población activa).

Y mientras su gobierno hace esfuerzos para que la reforma laboral pendiente de aprobación junto a la de jubilaciones avance en el Congreso, varios dolores de cabeza van complicando su camino.

Frentes abiertosDe momento, el presidente evitó responder por escrito un interrogatorio con 82 preguntas comprometedoras que le llegó el lunes en la tarde dentro de su investigación por corrupción en el STF, cuyo plazo vencía poco antes del juicio.

El abogado del mandatario, Antônio Cláudio Mariz, pidió al STF plazo para responderlo hasta el viernes o el sábado alegando que era "absolutamente imposible" hacerlo en las 24 horas inicialmente establecidas.

Pero hay otros factores que preocupan al entorno presidencial.

Uno de ellos es la posibilidad de que la fiscalía presente en los próximos días una denuncia contra Temer en base a las declaraciones y pruebas que los ejecutivos de JBS dieron a cambio de beneficios judiciales.

Una vez formulada, la denuncia del fiscal debería ser aprobada por dos tercios de la Cámara de Diputados para luego ser aceptada por el STF. En ese caso, Temer se convertiría en imputado y estaría obligado a separarse del cargo.

Otros fantasmas merodean el Palacio de Planalto, como la posible salida de la coalición gubernamental del PSDB, que supondría una sentencia de muerte para Temer.

Y el entorno del mandatario está especialmente en alerta por una posible declaración premiada de uno de sus hombres de confianza, el exdiputado Rodrigo Rocha Loures, detenido el sábado en Brasilia.

El exasesor presidencial, señalado por JBS como la persona directamente designada por Temer para recibir sobornos, fue filmado cuando recogía una maleta con 500,000 reales (unos US$ 150,000 dólares) de un emisario de la empresa.

Si Temer cayera, la Constitución dice que el Congreso debe elegir al nuevo presidente en un plazo de 30 días, para completar el mandato hasta fines del 2018.

Con decenas de legisladores investigados por corrupción, miles de brasileños piden en las calles que el desenlace de esta nueva crisis se resuelva en las urnas.