(Bloomberg) El hombre designado por la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, para encabezar una comisión de reforma de las pensiones tiene un mensaje para los políticos que debaten el tema: lleguen a un acuerdo rápido.

Luego de que cientos de miles de personas marcharon por las calles exigiendo aumentos de las pensiones y la reforma de un sistema que acumula ahorros por US$172.000 millones, a David Bravo le preocupa que el debate se convierta en un partido de fútbol político previo a las elecciones presidenciales de noviembre de 2017. Esto abriría la puerta a que los políticos prometan utilizar los fondos del sistema que sostienen al mercado de capitales para aumentar las jubilaciones ahora, el peor escenario posible, dijo.

"Existe el riesgo de que el descontento público se convierta en una lucha de eslóganes durante la campaña", dijo Bravo, economista de la Universidad Católica, en una entrevista en Santiago. "Podría llevar a propuestas extremas".

Desde que Bachelet dio a conocer una serie de propuestas, el 9 de agosto, políticos y miembros del gabinete han dado su propia opinión sobre lo que debe hacerse. El clima se tensa en un cuadro en que crecen las protestas, los recursos fiscales son demasiado escasos y el prestigio de las administradoras de fondos de pensiones creadas durante la dictadura de Augusto Pinochet es demasiado bajo como para facilitar una solución. Un acuerdo de todos los partidos va a ser "muy difícil", dijo Bravo.

Bachelet quiere obligar a las empresas a pagar 5% de los salarios de los trabajadores para un "pilar de solidaridad" que se utilizaría para redistribuir dinero hacia los pobres, complementando las reservas de las cuentas de ahorro privadas de las personas. Hasta ahora, la carga ha recaído sobre los trabajadores, que pagan el 10% de sus salarios a sus cuentas de ahorro.

Bachelet se enfrenta con reclamos de que se vuelva al anterior sistema previsional en el que los activos financiaban el retiro de los jubilados o de que se permita a la gente retirar dinero de sus cuentas anticipadamente, luego de que la popularidad de su gobierno cayó al 15% en julio, el nivel más bajo para cualquier gobierno desde al menos 2000, según una encuesta realizada por el Centro de Estudios Públicos.

"Es un enorme desafío", dijo Bravo. "Las posibilidades de Bachelet de llegar a un acuerdo son bajas, pero ha encarado dificultades antes", agregó.

Bravo encabezó la comisión de pensiones durante 18 meses, y en septiembre presentó un informe de 244 páginas que recomendó a los empleadores empezar a aportar a un sistema que reforzaría el esquema actual para el pago de las pensiones mínimas. La mayoría de los miembros de la comisión dijeron que el dinero de las cuentas individuales no debería utilizarse para mejorar las pensiones existentes.

Las administradoras de fondos de pensiones de Chile, conocidas como AFP, tienen un problema de credibilidad, dijo Bravo. Creadas en 1981 por los "chicos de Chicago" que asesoraron al régimen de Pinochet, se impusieron con poca consulta con la población."Existe la percepción de que obtienen grandes ganancias y no han hecho autocrítica", dijo Bravo.

A principios de mes, cinco senadores presentaron una propuesta para permitir que los trabajadores chilenos retiren dinero de sus ahorros de jubilación para hacer frente a "emergencias", tales como la compra de una casa, pagar los estudios de sus hijos o en caso de enfermedad. La propuesta remite a una medida similar en Perú que permite a los trabajadores retirar el 25 por ciento de su ahorro de jubilación para comprar una propiedad.

"Este debate se veía venir", dijo Bravo. "Cuando un sistema está sobrecargado, líderes responsables acaban presentando propuestas que podrían ser populistas".Los chilenos reciben una pensión promedio equivalente a 38 por ciento de su último ingreso, la tasa más baja entre las 35 naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) después de México. Los fundadores habían indicado que el porcentaje sería más cercano al 70 por ciento.

Por otra parte, es posible que el problema empeore. La rentabilidad de los fondos de pensiones ha caído en las últimas décadas: fue bajando de un promedio del 12,3 por ciento en la década de 1980, a 10,4 por ciento en la de 1990, 6,3 por ciento en la década de 2000 y apenas 4,3 por ciento desde 2010.

El año pasado, la pensión media era de US$400 al mes, y 40 por ciento de los jubilados reciben entre US$160 y US$260. Por ello, los políticos y el sector deberían estar agradecidos de que las protestas no ocurrieron antes.

"Chile pasó de un extremo al otro" bajo Pinochet, dijo Bravo. "El cambio fue drástico y ahora estamos buscando un sistema mixto".