AFP.- Fátima y Bassam son dos ciudadanos extranjeros que a pesar de contar con todos los documentos requeridos, fueron devueltos a sus países de origen, e impedidos de ingresar a los tras la firma del decreto antimigratorio de .

De regreso en Siria, tras un agotador vuelo desde Filadelfia, Bassam Abu Assaleh y su familia recuerdan la pesadilla vivida en los controles migratorios del país al que acudían en busca de un refugio lejos de la guerra.

"Nos quedamos en shock cuando pidieron que nos devolviéramos, especialmente mi hermano que vendió su casa y su auto, renunció a su trabajo y sus hijos dejaron la escuela para emigrar e irse a vivir a Estados Unidos. Hasta tuvo problemas del corazón cuando regresábamos", señala Bassam.

Esta familia de sirios tuvo que encarar la situación sin abogado ni traductor.

Fátima, de Sudán, ni siquiera pudo llegar a un aeropuerto estadounidense. Fue devuelta desde Doha donde hacía una escala para enrumbarse a Phoenix a ver a su hermano.

Ellos son algunos de los primeros afectados por la orden ejecutiva que prohíbe temporalmente el ingreso a Estados Unidos de refugiados y ciudadanos de siete países de mayoría musulmana.

Una medida que el gobierno de Trump defiende, la comunidad internacional cuestiona y la gente común repudia y sufre.