Coyuntura. El Jefe de la UIF, Sergio Espinoza, informó que las operaciones sospechosas disminuyeron en un 29 % durante la pandemia
-¿Cómo se realiza la labor de la UIF en medio de la pandemia COVID-19?-
Hemos sufrido las mismas limitaciones y problemas que atraviesa todo el país, especialmente el Estado. En los primeros meses hasta el 30 de junio en la que se llevó adelante la cuarentena total, las limitaciones fueron más serias, no solo por nuestro lado, sino también por el de las empresas que son señaladas por la ley como las obligadas a reportar a la unidad.
-¿Dejaron de reportarles?-
En este primer periodo solo el sector financiero continuó operando en tanto solo se recibió información de parte de ellos. Otros sectores como, por ejemplo, las inmobiliarias, estaban cerrados y, por lo tanto, no tenían ningún tipo de funcionamiento.
-¿Y la UIF trabaja de manera remota o presencial?-
Desde el primer día en todo momento un equipo estuvo haciendo trabajo físico en las instalaciones de la UIF debido a la necesidad de acceder a información más sensible de manera directa. Luego desarrollamos los sistemas de seguridad que permitan acceder remotamente a dicha información, aun un grupo trabajar físicamente en la oficina.
-¿Cuánto han disminuido los reportes de operaciones sospechosas?-
No ha sido uniforme todo el periodo de la emergencia, hubo un 29% menos de información que se ha recibido en comparación gruesa con el mismo periodo del año pasado. La dinámica de los negocios (obligados a reportar) no es el mismo, con lo cual no se genera el mismo volumen de operaciones eventualmente consideradas sospechosas.
-¿Cuánto fue el número de reportes?-
El nivel de contracción de actividades que se ha tenido no es tan grande. De enero a agosto el año pasado se recibieron 9,377 versus 6,678 del mismo periodo.
-Actualmente, ¿en qué actividades principalmente se filtra el dinero ilegal?-
Aquí es importante distinguir dos áreas grandes, una tiene que ver con qué tipo de actividades ilícitas proviene el dinero, y otra cosa es cómo se intenta lavar ese dinero. Tradicionalmente, el Perú es un país donde el lavado del dinero fue muy ligado en su origen al tráfico ilícito de drogas, sin embargo, en los últimos ocho años esto empezó a cambiar de manera marcada con la introducción de otras actividades productivas.
-¿Cuáles son las otras dos?-
La minería ilegal y la corrupción.
-¿Y cómo se intenta lavar dicho dinero?-
A través del sector financiero con transferencias al y del exterior, con justificaciones ficticias. Por ejemplo, aparentar una exportación y a cambio se recibe una transferencia del exterior cuando no se está exportando nada que tenga un valor significativo.
-¿Cuál forma de lavado ha crecido en medio de la pandemia?-
La incidencia de casos de corrupción en casos de fraude electrónico ha cobrado importancia en este contexto de la pandemia. En cambio, otros tipos de actividades, como la inmobiliaria, la hotelera, han sufrido una ralentización por el contexto.
-Durante la pandemia, ¿qué modalidad de lavado de dinero ha crecido?-
Entre las modalidades que han crecido más están, por ejemplo, los tipos de fraude electrónico. Desde hace unos meses todo el mundo está en su casa y realiza compras electrónicas con utilización de medios virtuales para poner sus datos, lo que hace mucho más vulnerable a todos a ser víctimas de cualquier tipo de fraude o estafa.
-¿Y cómo nos estamos comportando en el interior del país donde hay más presencia de operaciones sospechosas?-
Allí se repite el ámbito de la distribución del PBI y las actividades económicas. Eso también tiene un reflejo en la información que llega vinculado a casos de lavado. Lima es la región que tiene el mayor número de reportes, luego La Libertad, Lambayeque, Piura, Arequipa. Hay otras que a veces aparecen, como por ejemplo Madre de Dios, que tiene vínculo con minería ilegal.