(Foto: Presidencia)
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, presidente de Chile, recomendó al presidente peruano Martín Vizcarra transparentar la información de lo que gasta el Estado hasta el mínimo detalle  incluso – dijo – hasta de los almuerzos protocolares que se organizan en eventos como, por ejemplo, la Cumbre de las Américas.

“Los tres enemigos más peligrosos que tiene la libertad y la democracia en los tiempos modernos en América Latina son el populismo, el narcotráfico y la corrupción. Esto último ha existido y va existir siempre”, alegó en la

Para hay dos formas de enfrentarla, la primera – dijo – creando un hombre nuevo, tipo San Pablo, lo que “siempre hay que intentarlo”, pero consideró que la mejor forma de erradicarla es tener un principio claro: cuando uno es autoridad, el bien común predomina sobre el bien particular y el interés público sobre el interés privado.

Ante lo cual, precisó que la transparencia será la herramienta fundamental para combatirla. “Las personas no se comportan igual cuando están bajo la luz de sol que cuando están en la oscuridad de un túnel, y por lo tanto si todos supieran – de forma inmediata – todas las personas se comportarían mucho mejor”, explicó.

Consecuente a ello, contó que en Chile se vienen haciendo esfuerzos enormes por transparentar todo. “Por eso los ciudadanos tienen derecho a saber qué hacen las autoridades que ellos eligen con sus votos y en qué se gastan los recursos que ellos financian con sus impuestos”, detalló.

Así, precisó que en se ha establecido un doble principio, para el sector público y para ciertas áreas de la sociedad civil, en la que el interés común está directamente involucrado.

“Primero, la transparencia activa: que se publique la información relevante de los diferentes ministerios, servicios y organismos públicos, porque muchas veces, tenemos un mar de datos en un desierto de información. Cuando se presenta los datos de forma ininteligible, se está atentando contra la transparencia”, recordó.

En esa línea, recomendó – incluso – dar a conocer cuánto se gasta en almuerzos protocolares para que la población se comporte de una manera distinta, con empatía y confianza hacia el Gobierno, que cuando esta información simplemente no se conoce.

“La gente se comporta de una manera distinta si se cree que eso no se va a conocer. Por ejemplo, en un adjudicación pública, que se publiquen las bases y los ofertas. Muchas veces los propios competidores son los propios guardianes del proceso especialmente, los perdedores. Pero también está la transparencia pasiva, cuando un ciudadano exige una información, la institución está obligada a entregarla. Un gran aliado de la transparencia es la revolución tecnológica”, remarcó.