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Guillermo Westreicher H.gwestreicher@diariogestion.com.pe

Oscar Santamaría es Máster en Comunicación Política e Institucional del Instituto Universitario Ortega y Gasset de Madrid. Durante 11 años trabajó como periodista en la sede de Las Naciones Unidas (ONU), para medios como Notimex, La Voz de Galicia, Público, Expansión (México) y BBC en español.

Actualmente, es consultor de la empresa Asesores de Comunicación Pública con sede en España, donde participó en procesos electorales a nivel municipal, autonómico y nacional. También colaboró en campañas presidenciales de diversos países de América Latina.

Gestion.pe tuvo la oportunidad de conversar unos minutos con este experto en marketing político de amplia trayectoria, aprovechando su visita al Perú por motivo de la XXV Semana Internacional de ESAN.

¿Usted considera que el Presidente tiene problemas para comunicarse con el pueblo?No conozco a fondo el panorama político del Perú pero pareciera que el Presidente no está haciendo una labor proactiva. En casos de desasosiego social la gente busca a sus líderes para orientarse. Por eso las miradas se vuelven hacia él.

¿Cómo debe un gobernante comunicarse con la población?La comunicación debe ser cercana y medida, pero sobre todo que responda a una estrategia general. Mi apreciación personal es que gobernar es comunicar y se debe hablar. Cómo y dónde depende de cada realidad.

¿Es malo que un Presidente no hable?El riesgo es que redunde en un arquetipo negativo del Presidente que no habla, o que sus ministros hablan por él, y se incida en una crítica reiterada y merme su popularidad. Eso puede hacer daño. Existen líderes políticos que no salen mucho en los medios pero lo han hecho bien. El riesgo es medir hasta dónde.

¿Humala debería cambiar de estrategia?Considerando que es necesario corregir la estrategia, porque no tengo conocimiento de todas las variables, el riesgo está en que si no se hace pronto puede ser demasiado tarde. Los adversarios y la gente en general pueden percibir que ha sido forzado. Debe partir de una iniciativa propia.

¿Cree que a decir por qué ha cambiado su posición con respecto a la minería?Sin centrarme en el caso específico, la gente puede percibir que el líder no habla porque sufre de serias dificultades para explicarse o no tiene buenas noticias. Entonces da la sensación que se esconde por miedo porque ha cambiado su posición. Allí está el problema.

¿Crees que influya el hecho que nuestro anterior Presidente era muy locuaz y la gente se acostumbró?Sí, porque la gente compara y muchas veces pide lo mismo. Pero lo importante es entender que son distintos modelos y ambos funcionan. Tampoco es bueno estar hablando todo el tiempo porque hay un efecto rebote o narcótico. La clave es una comunicación diseñada de acuerdo a un plan estratégico, y es difícil.

¿Entonces cada mandatario tiene su estilo y puede funcionar?Hay líderes que hablan poco, no es malo, depende del momento. Ahora, es problemático si debes decir algo que quiebra con el relato con el que te presentaste a la opinión pública.

¿Qué opinas del protagonismo de la primera dama ?La primera dama puede o no tener un rol protagónico en el Gobierno, sucede en otros países. Puede que le diga al Presidente qué hacer, pero sea cierto o no, solo son chismes muy jugosos para la prensa. Lo importante es que no redunden en un arquetipo negativo.

Las noticias últimamente han girado en torno a las encuestas ¿Qué importancia realmente se les debe atribuir?La son herramientas válidas, tanto en la cotienda electoral como durante el gobierno. Es necesario saber cómo cambia la opinión pública. Tampoco es bueno obsesionarse porque son fotografías del instante, pero sirven como una brújula para saber dónde estamos situados y la dirección a la que vamos.

Muchos dicen que sufrimos de encuestitis…Hay países que funcionan a golpe de encuesta, pero al final cada quien las maneja como le conviene.