(Bloomberg) El presidente Barack Obama dijo que usaría su plataforma pública como ex presidente para oponerse a cualquier iniciativa por parte del gobierno entrante de Trump para "acorralar" a inmigrantes indocumentados que llegaron a Estados Unidos siendo niños.

Obama dijo el miércoles en la última conferencia de prensa de su mandato que buscaría en la mayoría de lo posible permanecer fuera del debate público conforme el presidente electo Donald Trump se asienta en el cargo, pero que actuaría para defender lo que él considera "valores centrales" de Estados Unidos, y contempla inclusive oponerse a la deportación de estos inmigrantes.

Obama usó su autoridad ejecutiva en el 2012 para bloquear la deportación del grupo que legisladores demócratas y defensores de los inmigrantes han denominado "Dreamers".

Trump, por su parte, hizo del control de la inmigración ilegal, la construcción de un muro a lo largo de la frontera con México, y la deportación de trabajadores indocumentados, piedras angulares de su campaña presidencial.

Consultado sobre los "Dreamers" en una entrevista en Fox News el martes, Trump dijo que estaba trabajando en un plan de inmigración que vería la luz en los próximos dos a tres meses y que sería muy firme pero "con mucho corazón".

"Esa es una situación muy difícil", dijo Trump de los niños traídos a Estados Unidos por sus padres.

Al señalar los valores centrales que defendería tras dejar el poder, Obama dijo que lucharía por impedir intentos de "discriminación sistemática" que busquen establecer "obstáculos" para votar o aquellas iniciativas que buscan silenciar la disconformidad o a la prensa.

Chicos estadounidenses"Al menos para mí, yo pondría en esa categoría las iniciativas para contener a chicos que han crecido acá y que, para todos los fines prácticos, son chicos estadounidenses, y enviarlos a alguna otra parte", señaló Obama.

"La idea de que nosotros, de forma meramente arbitraria, o por política, castiguemos a esos chicos, cuando ellos no hicieron nada malo, creo que sería algo que ameritaría que yo alzara mi voz", agregó.

Obama deja el cargo con una aprobación del 60%, la más alta que ha registrado desde junio del 2009, cinco meses después de que asumió el poder, según una encuesta de ABC News/Washington Post.

Ese porcentaje es más alto que el de los presidentes Dwight Eisenhower y John F. Kennedy, aunque menor que el de Franklin D. Roosevelt, Ronald Reagan y Bill Clinton, según la encuesta. Por su parte, la primera dama, Michelle Obama, deja la Casa Blanca con un 68% de aprobación, según Gallup.

El secretario de prensa saliente, Josh Earnest, reiteró el miércoles la intención de Obama de mantener un bajo perfil en los primeros meses de la presidencia de Trump.

Obama no planea opinar sobre el nominado a la Corte Suprema de Trump, manifestó Earnest. La decisión cumple con la tradición establecida por presidentes anteriores incluido el predecesor de Obama, George W. Bush.

Obama planea dejar Washington en compañía de su familia el viernes para tomar vacaciones en Palm Springs, California. Los Obama alquilaron una casa en la capital estadounidense donde planean vivir mientras su hija menor, Sasha, termina la secundaria.

El presidente está creando una fundación además de un centro presidencial con una biblioteca y un museo.