Bruselas (AFP).- La ONG Transparencia Internacional urgió hoy a la Unión Europea a poner fin al fenómeno de las puertas giratorias, tras constatar que la mayor parte de los ex comisarios europeos se convirtieron en lobistas al abandonar el ejecutivo comunitario.

"Necesitamos reglas que eviten los conflictos de intereses o la captura de las instituciones por los grupos de presión", lamentó en un comunicado Daniel Freund, de Transparencia Internacional, quien destacó el problema de que estos exresponsables políticos influyan justo después de dejar el cargo sobre sus excompañeros.

El caso del expresidente de la Comisión Europea José Manuel Barroso, quien fichó por el banco de negocios Goldman Sachs un año y medio después de dejar el cargo, generó una ola de indignación en la UE, pese a que el comité de ética consideró su decisión conforme a las reglas pero poco acertada.

Tras analizar el fenómeno de las puertas giratorias, esta oenegé especializada en la lucha contra la corrupción constata que más de la mitad de los excomisarios europeos y un tercio de los exeurodiputados que abandonaron la política trabajan actualmente en organizaciones presentes en el registro de lobistas de la UE.

Varios comisarios durante la presidencia Barroso (2004-2014) se marcharon a empresas como ArcelorMittal, Uber, Bank of America o Volkswagen, aunque el gigante estadounidense Google es el grupo de presión "más influyente en Bruselas", ya que los extrabajadores de la UE suponen más de la mitad de sus lobistas.

Estos datos siguen la estela de Estados Unidos, donde más de la mitad de los exmiembros del Congreso se reconvirtieron en lobistas en el 2012 frente al 3% en 1974, apuntan los autores del informe.

Transparencia Internacional urge a la UE a dotarse además de un órgano independiente que garantice la buena aplicación del código de conducta e imponga "sanciones creíbles".

Además, la oenegé pide aumentar de los 18 meses a los 3 años el período de carencia durante el que los excomisarios deben solicitar la autorización de la UE para poder trabajar en un grupo privado, como ya planteó en noviembre el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Para los expresidentes del ejecutivo comunitario, esta organización propone un período de carencia de cinco años e introducir uno flexible para los eurodiputados, dependiendo del tiempo ejercido en el cargo.