Redacción Gestión

redaccion@gestion.pe

Termómetros sociales y dudas razonablesPor: Fernando Huamán*

En los sistemas democráticos los estudios de opinión pública se han convertido en importantes termómetros del clima social. Se podría decir que no son simples mediciones anecdóticas sino instrumentos para la toma de decisiones que buscan legitimidad pública. Por eso mismo, es un asunto relevante conocer si sus resultados responden a la realidad o si, por el contrario, nos presentan interpretaciones antojadizas del discurso público. Un buen análisis de la coyuntura sociopolítica, hoy en día, es parte del derecho que tienen los ciudadanos a estar informados.

El proceso de trae al ámbito político, nuevamente, la cuestionada veracidad de las encuestas. Esta semana han aparecido estudios de intención de voto que presentan escenarios distintos para Susana Villarán: por un lado, se sostiene que el «No» a la revocatoria ha subido en las preferencias hasta alcanzar un empate técnico; mientras que por otro, se afirma que el «Sí» a la revocatoria aún cuenta con una importante ventaja sobre sus opositores. La consecuencia sigue siendo el incremento de la polarización en la opinión pública: si antes habían 'memes' y carteles para todos los gustos, pareciera que lo mismo ocurre con los resultados de las encuestas.

La justificación de una de las empresas encuestadoras –frente a la disparidad de resultados– se ha centrado en la metodología empleada. Con ello se olvida que los métodos son caminos para llegar a una realidad, es decir, tienen un carácter instrumental: lo importante no son ellos (las encuestas) sino lo que miden (el sentir del publico).

Por eso, cuando estamos frente a un estudio de percepción no podemos afirmar que a metodologías distintas le corresponden resultados distintos. Si existen resultados distintos es porque alguien ha equivocado la metodología o, por lo menos, parte de ella. La diferencia de resultado puede explicarse con el margen de error, pero en el contexto de la revocatoria –por lo dispar del resultado– no nos sirve.

Si miramos las fichas técnicas de las encuestas de esta semana veremos que son similares. Entonces, ¿dónde radica la diferencia? La verdad es que a ciencia cierta no lo podemos saber, aunque se teorice sobre ello. Hay una serie de dudas razonables que se plantea la opinión pública, pero corresponde al –como ente fiscalizador de las encuestadoras– trabajar para despejarlas. Por el momento las empresas están obligadas, por ley, a presentar la ficha técnica completa, pero tampoco se hace mucho más.

En el año 2011 se intentó incluir otros requisitos, modificando el art. 8 del Reglamento Electoral de Encuestadoras (REE). Inmediatamente las encuestadoras amenazaron con ya no realizar proyecciones electorales y el JNE dejó sin efecto la propuesta. Es cierto que los ánimos preelectorales estaban muy caldeados en ese entonces y el escenario no era el mejor para tal medida. Sin embargo, nos demuestra –al igual que ahora– que existen dudas porque parece que no estamos completamente libres de la manipulación de los números. A diferencia de lo que se ha dicho esta semana, sí es importante estar preocupados por el termómetro y no solo por el resultado.

(*) Docente de Opinión Pública de la .