Redacción Gestión

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(AP).- reabrirá la embajada de en La Habana el 14 de agosto, dijo hoy el Secretario de Estado horas después de que en Estados Unidos en el inicio de una nueva era post-Guerra Fría en las relaciones entre los dos países.

"Este acontecimiento no significa el fin de las muchas diferencias que aún separan a nuestros gobiernos", dijo John Kerry durante una conferencia de prensa que ofreció junto al canciller cubano Bruno Rodríguez. "Pero refleja la realidad de que la Guerra Fría terminó hace mucho".

Kerry incluyó en su intervención un fragmento en español, en el que dijo que el 20 de julio "empezamos a reparar lo dañado y abrir lo que demasiado tiempo ha estado cerrado".

Kerry dijo que durante su reunión con Rodríguez, la primera visita de un canciller cubano al Departamento de Estado desde 1958, abordaron temas diversos como cooperación en el área judicial, antinarcóticos, telecomunicaciones, medio ambiente, derechos humanos y tráfico de personas, y también asuntos regionales que no especificó.

La Casa Blanca emitió un comunicado congratulándose por la reapertura de ambas embajadas, y dijo que espera colaborar con La Habana "en temas de interés común, como antiterrorismo y manejo de desastres. Estamos seguros de que la mejor manera de promover valores universales como libertad de expresión y de reunión es relacionándose más con el pueblo cubano".

Rodríguez dijo estar "complacido" tras su reunión con Kerry y agregó que su país percibe la apertura de la embajada como una "señal" para avanzar hacia una relación civilizada.

El ministro aseguró que no son condicionantes, pero señaló que la relación bilateral "tendrá sentido solamente" con la eliminación del embargo comercial, la devolución del territorio de Guantánamo y el respeto a la soberanía de Cuba.

La bandera —una estrella blanca sobre fondo rojo junto a franjas azules y blancas— fue izada por primera vez desde 1961 a las puertas de lo que a partir del lunes será la embajada cubana en Washington.

La nueva era de los lazos entre y Estados Unidos, que comenzó sin gran ceremonia la medianoche del domingo al lunes en Washington y La Habana, es el resultado de un acercamiento iniciado en diciembre de 2014 por los presidentes Raúl Castro y Barack Obama tras más de cinco décadas de hostilidades.

Terminó una serie de políticas ampliadas y endurecidas desde que el presidente John F. Kennedy chocó en un principio con el joven revolucionario Fidel Castro por la expansión de la entonces Unión Soviética en las Américas.

Al amanecer, y sin ceremonias, el personal del Departamento de Estado colocó la bandera cubana en su vestíbulo junto a las de todas las naciones con las cuales Estados Unidos mantiene relaciones diplomáticas.

A la ceremonia acudió una delegación estadounidense que no ejerció derecho de palabra, encabezada por la subsecretaria de Estado para América Latina Roberta Jacobson y Jeffrey DeLaurentis, quien se desempeñará a partir de lunes como encargado de negocios de la embajada estadounidense en La Habana.

DeLaurentis, quien fungió como jefe de la sección de Intereses desde agosto, podría estar en la lista final de postulados a embajador estadounidense en Cuba.

Rodríguez viajó a Washington acompañado por una comitiva de al menos 30 personas, y que incluyó a la vicepresidenta de la Asamblea Nacional, Ana María Mari; el ex canciller y ex líder parlamentario, Ricardo Alarcón; el cantautor Silvio Rodríguez; el artista plástico Alexis Leiva (Kcho) y el historiador de la ciudad de La Habana, Eusebio Leal.

La Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana anunció el lunes su conversión en embajada en un comunicado, pero no izará inmediatamente la insignia de las barras y las estrellas hasta una ceremonia formal que Kerry probablemente encabezará en agosto.

En La Habana, un reducido grupo de curiosos, algunos turistas, trabajadores del vecindario y muchos periodistas, camarógrafos y fotógrafos, rodearon la ahora embajada de Estados Unidos.

Sin embargo, aunque la normalización protagoniza el estado de las relaciones bilaterales, aún hay un profundo abismo ideológico entre los dos países, y quedan muchos asuntos por resolver. Algunos de estos temas son espinosas disputas, como las reclamaciones cruzadas de reparaciones económicas, la insistencia de La Habana de que se ponga fin al embargo impuesto hace 53 años y las peticiones estadounidenses de que se hagan mejoras en derechos humanos y democracia.

Algunos legisladores estadounidenses, incluidos varios aspirantes destacados a la candidatura republicana, han prometido no revocar el embargo y anunciado que si alcanzan la presidencia darán marcha atrás en las decisiones de Obama sobre Cuba.

Obama declaró que la antigua política hacia Cuba había sido un fracaso que no alcanzó los resultados pretendidos, y afirmó que EEUU no podía seguir haciendo lo mismo y esperar un cambio. Por tanto, dijo, comenzaría a trabajar en la normalización de relaciones.

El proceso avanzó lentamente hasta que Estados Unidos retiró a Cuba de su lista de países que auspician el terrorismo a finales de mayo, y después se atascó en cuestiones sobre el acceso de los diplomáticos estadounidenses a los cubanos de a pie.