(Bloomberg).- El secretario de Estado Rex Tillerson pasó su primer día en el cargo asegurando a aliados agitados y a sus nuevos empleados que la política exterior de está en manos firmes.

Pasó su primera noche viendo cómo la Casa Blanca del presidente Donald Trump tenía al mundo en vilo. Al anochecer del jueves, se conocieron noticias de una ronda inminente de sanciones más severas contra Irán, un inesperado comunicado de advertencia a Israel y una apresurada gestión para reparar los lazos con Australia.

El comienzo de la gestión de Tillerson como el diplomático más jerárquico de Estados Unidos quedó definido por la necesidad de calmar a pares del exterior, cuya confianza en las relaciones con Estados Unidos se ha visto sacudida por la postura impredecible y sorprendente de Trump en los asuntos mundiales, que incluyó presuntos entredichos con el primer ministro australiano Malcolm Turnbull y el presidente mexicano .

"Sospecho que los líderes extranjeros estarán muy deseosos de verlo, para tener con quién expresar sus inquietudes y también alguien que podría explicar algunas de las cosas perturbadoras que están viendo salir de la Casa Blanca a diario, y a veces en múltiples oportunidades en el mismo día", dijo Jon Finer, que fue jefe de gabinete durante el mandato de John Kerry, predecesor de Tillerson.

Las próximas semanas revelarán hasta qué punto Tillerson – habituado a tener la última palabra como máximo responsable ejecutivo de Exxon Mobil Corp. – tendrá el poder de moderar a Trump o emprender su propia diplomacia internacional.

O bien si se lo relega a transmitir los puntos de vista más recientes de Trump sobre política exterior, sin importar cuánto contrarían a aliados y adversarios de Estados Unidos.

"Rex Tillerson es una fuerza de la naturaleza y tiene un enorme caudal de experiencia de liderazgo organizativo y puntos de vista muy fuertes", dijo Ariel Cohen, miembro jerárquico de Atlantic Council en Washington.

"Sin embargo, en la república presidencial que somos, el secretario de Estado presta servicio a discreción del presidente e implementa la política que formulan el presidente y la Casa Blanca", agregó.

Trump no suspendió su tendencia a forjar una política exterior impredecible para el primer día de Tillerson.

Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca, emitió un comunicado sorprendente sobre Israel el jueves por la noche, diciendo que "la construcción de nuevos asentamientos o la expansión de asentamientos existentes más allá de las fronteras actuales puede no ser constructiva" para llegar a un acuerdo de paz israelí-palestino.

Semanas antes, Trump había fustigado una resolución de las Naciones Unidas que criticaba la política de asentamientos de Israel.

Además de conversar con sus pares de México y Canadá, Tillerson habló el jueves con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel.

Trump tensó los nervios de los aliados de la OTAN en Europa con su comentario de que la alianza estaba obsoleta y, en una reciente entrevista, hizo reproches a la canciller alemana , a quien ha criticado reiteradas veces por su política de acoger refugiados.

"La clave será si Tillerson puede establecer –de alguna manera apreciable– su autoridad", dijo Dennis Ross, que se desempeñó como asesor de política exterior de tres presidentes de Estados Unidos.

"¿Puede dar un discurso que parezca definir el enfoque de política exterior sin que se lo contradiga? ¿Sus pronunciamientos son convalidados, no socavados? ¿Hay áreas de gestión en las cuales se le cederá el liderazgo?", agregó.