Redacción Gestión

redaccion@gestion.pe

(AFP) El gobierno interino de Michel Temer anunció en su primer día de funciones un "cambio de rumbo" para combatir "la peor crisis económica en la historia de Brasil", y trazó una meta difícil de cumplir: un Estado sin corrupción.

"Vamos a cortar gastos, privilegios de quienes no los precisan", anunció el flamante ministro de Economía, Henrique Meirelles, un ortodoxo que fue bien recibido por los mercados tras meses de inestabilidad política y económica y sorprendentes giros de telenovela.

"Tenemos que controlar el crecimiento de los gastos" para frenar el aumento de la deuda pública y "comenzar a decir la verdad", dijo Meirelles, que presidió el en los ocho años del gobierno de Lula (2003-2010).

El nuevo gobierno liderado por el exvice de la presidenta , y ahora devenido uno de sus principales enemigos, comenzó este viernes, un día después de la suspensión de la mandataria por el Senado para someterla a un juicio político.

Acusada de maquillaje de las cuentas públicas, Rousseff fue apartada del poder por un máximo de 180 días, mientras dure su juicio. Si es hallada culpable, Temer completará su mandato hasta el 2018.

La exguerrillera izquierdista de 68 años denuncia un "golpe moderno" tramado por Temer y su partido de centro PMDB para derribarla.

¿Fuera corrupción?Tras la primera reunión del gabinete exclusivamente masculino de Temer, varios de sus ministros dijeron que las prioridades son: un gobierno más magro, el equilibrio fiscal y el combate a la corrupción destapada en Petrobras que penetró las más altas esferas de la política y los negocios de Brasil.

"Estamos viviendo la peor crisis económica en la historia de Brasil", declaró el nuevo jefe de gabinete de Temer, Eliseu Padilha.

Tras cuatro años seguidos de crecimiento débil, la mayor economía de América Latina se contrajo 3.8% en el 2015, y todo indica que este año su retroceso será igual o peor. Para el 2017 expertos pronostican un crecimiento cero.

"La gente salió a las calles buscando dos cosas: querían un Estado sin corrupción y querían un Estado eficiente", sostuvo Padilha, en referencia a las masivas protestas callejeras contra Rousseff de los últimos meses.

"Fuera la corrupción y que entre la eficiencia", resumió, aunque admitió que será muy difícil.

El gabinete tiene apenas un día en el gobierno pero ya ha recibido críticas y cuestionamientos, en particular por la ausencia total de mujeres y negros. Pero también por la presencia de varios ministros que están en la mira de los fiscales que investigan el megafraude a Petrobras, o que son blanco de procesos por otros delitos en la justicia.

Temer, de 75 años, aseguró el jueves que no obstaculizará la investigación de la inmensa trama de corrupción en la petrolera estatal.

"Todos los hombres de Temer", tituló en grandes caracteres en portada el diario O Dia, sobre una foto del nuevo presidente y sus más de 20 ministros.

"Tratamos de buscar mujeres pero debido a la agenda no fue posible", manifestó Padilha. Afirmó que la ausencia será compensada por la designación de mujeres en cargos no ministeriales que tengan "una importancia similar".

Para el gobierno, que llegó al poder sin la legitimidad que dan las urnas y con un bajísimo apoyo popular, la tarea de reencauzar el país no será fácil. Apenas entre 1% y 2% de los brasileños votarían por Temer para presidente, según un sondeo reciente.

"Errores" pero no crímenesLa suspensión de Rousseff, la primera mujer en asumir el poder del gigante sudamericano en el 2011, marca el fin de una era de la izquierda en América Latina.

Combativa, antes de abandonar el jueves el Palacio de Planalto llamó a la población a movilizarse para defender la democracia.

"A los brasileños que se oponen al golpe, sean del partido que sean, les hago un llamado: manténganse movilizados, unidos y en paz", declaró Rousseff en su despedida.

"Pude haber hecho errores, pero no cometí ningún crimen", precisó y volvió a decir: "nunca dejaré de luchar".

Rousseff se aleja del cargo con apenas un 10% de popularidad, en medio del megafraude en Petrobras que ha manchado a buena parte de la élite del poder en Brasilia. Y se quedará sin inaugurar los Juegos Olímpicos que se celebran en agosto en Rio de Janeiro.

La exguerrillera no es blanco de ninguna investigación o acusación por corrupción.

Para destituirla definitivamente, la oposición requiere dos tercios de los votos del Senado (54 del total de 81 miembros). Uno menos que los registrados el jueves, lo que hace muy difícil su retorno al poder.

"Siento el dolor de la injusticia", dijo antes de recluirse en el Palacio de Alvorada, residencia del gobierno brasileño desde donde prepara su defensa.