AFP.- El presidente de Brasil, , envió este martes al Congreso su propuesta para reformar el sistema de jubilaciones, pieza clave y polémica del ajuste con el que pretende sanear las cuentas públicas.

"Tenemos que reformar el sistema de previsión social para poder mantenerlo", afirmó el secretario de Previsión Social del Ministerio de Hacienda, Marcelo Caetano.

La propuesta de enmienda constitucional, que endurecerá las actuales condiciones de retiro laboral, es una de las piezas centrales del ajuste fiscal del gobierno conservador, que corre contrarreloj para aprobar reformas estructurales en medio de una severa recesión económica, una aguda crisis política y la resistencia de las centrales sindicales.

Entre las nuevas reglas para acceder al beneficio de la jubilación, el gobierno pretende exigir una edad mínima de 65 años y al menos 25 años de contribución.

Hoy, en el sistema general de pensiones, los brasileños pueden jubilarse con todos los beneficios a través de dos caminos: por edad (hombres con 65 años y mujeres con 60) o por tiempo de contribución. En esta segunda alternativa se aplica desde el año pasado la fórmula 85/95 que exige que la suma de esos dos elementos llegue a 85 puntos para las mujeres y a 95 para los hombres, con un mínimo de 30 y 35 años de contribución respectivamente.

Por ejemplo, una mujer de 55 años que trabaja desde los 25 cumple con esos requisitos, así como un hombre de 60.

Las nuevas reglas valdrán a partir de la promulgación de la norma para hombres de hasta 50 años y mujeres de hasta 45. Los brasileños mayores de esa edad que ya cumplan con los requisitos actuales no verán su régimen alterado, explicó el gobierno.

"Derecho adquirido es derecho preservado", aseguró en Sao Paulo el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, en la sede de la central sindical Unión General de Trabajadores (UGT) donde defendió la propuesta de reforma.

No hay que "correr" para jubilarse antes de que los cambios sean aplicados, afirmó.

Críticas del sector sindicalEl presidente de la UGT, Ricardo Patah, criticó sin embargo que se establezca una edad mínima para jubilación, afirmando que en algunas regiones de Brasil la expectativa de vida está muy próxima de ese margen.

"No se puede decir que no a todo", pero la aprobación de la reforma "será muy difícil", adelantó.

Varias otras centrales sindicales se han manifestado contra la edad mínima y otros puntos de la propuesta.

"Nuestro pueblo comienza a trabajar desde muy joven", reaccionó en una nota João Carlos Gonçalves Juruna, secretario general de la central Fuerza Sindical que, si bien forma parte del movimiento Solidaridad que apoya al gobierno de , es crítica hacia este proyecto.

"Lo que creemos es que esta reforma no pasa en el Congreso", señaló.

Las centrales ya han prometido movilizarse para que la propuesta no avance en el Congreso.

En Brasil, el sistema general de pensiones para trabajadores tanto del sector privado como público es distributivo y reposa en los aportes de los trabajadores activos.

Con una población cada vez más envejecida, el sistema de previsión social tendrá este año un déficit de 147.000 millones de reales (46.000 millones de dólares), de acuerdo a cifras del ministerio de Planificación.

Los gastos del régimen de jubilaciones y pensiones, que representaban 2.5% del Producto Bruto Interno (PBI) en 1988, equivalen actualmente a más de 7%. Y eso en un país que se apresta a cerrar su segundo año consecutivo en recesión.

Para ver la luz, la propuesta debe recorrer un largo camino en el Congreso, que atraviesa nuevas turbulencias después de que el presidente del Senado, Renan Calheiros, fuera suspendido por la corte suprema el lunes, acusado de malversación de fondos.