Odebrecht
Odebrecht

Hace un mes, medios locales comenzaron a difundir audios de llamadas telefónicas de prominentes jueces, desatando una tormenta que ha opacado al escándalo de las millonarias dádivas a candidatos presidenciales de la constructora brasileña .

Doce personas han sido detenidas hasta el momento por los audios de presunta venta de sentencias y tráfico de influencias, y el evalúa destituir al fiscal general y al juez de la Corte Suprema .

También pende de un hilo el presidente de la Federación Peruana de Fútbol, , tras ser publicados audios que develaron sus estrechos lazos con el juez Hinostroza y con un exitoso empresario que ganaba millonarios contratos de construcción con la entidad deportiva.

Esto ha demorado la renovación del contrato del técnico argentino Ricardo Gareca con la selección peruana y causó la renuncia de una decena de dirigentes ante la negativa de Oviedo de dar un paso al costado.

El escándalo, que estalló el 8 de julio, provocó también la renuncia del presidente de la Corte Suprema, Duberlí Rodríguez, y la destitución del ministro de Justicia, Salvador Heresi.

Pero este caso, que domina la prensa y conversaciones en bares y cafés, ha dejado en el virtual olvido al súper escándalo de Odebrecht, que salpica a cuatro expresidentes peruanos.

La paradoja es que la lentitud judicial de los casos hace que la ciudadanía vaya perdiendo interés en los escándalos, según los analistas.

"Los temas de los audios desatan la furia de la gente, pero luego todo queda ahí, hasta un próximo escándalo", dice el analista político Fernando Tuesta.

"Ya no nos choca" el tema de la corrupción a pesar de que "estamos en una suerte de época de orden moral", acota.

Perú vive desde hace casi dos décadas de escándalo en escándalo de corrupción, casi siempre provocado por la difusión de audios o videos en los medios.

Cuatro expresidentes investigados

Odebrecht, que optó por colaborar con la justicia, confesó que hizo millonarios aportes de campaña en el 2006 y el 2011 a los últimos cuatro ocupantes del sillón presidencial peruano, así como a la opositora Keiko Fujimori. Todos ellos lo niegan, pero están bajo investigación de la fiscalía.

"Tendremos audios para rato. Somos audiolandia y solo una gran revelación traerá de vuelta (al caso) Odebrecht", dice el politólogo Juan de la Puente.

"El de ahora es un culebrón nacional, con artistas nacionales; Odebrecht es la novela brasileña, o una coproducción", agrega.

Fue precisamente el escándalo de Odebrecht el que marcó en diciembre pasado el inicio del fin del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, luego de que la empresa revelara que había pagado casi US$ 5 millones en asesorías a empresas ligadas a él.

Kuczynski había negado todo vínculo con la constructora, hasta que la propia empresa lo desmintió.

A partir de entonces, el Congreso dominado por la oposición fujimorista fue acorralando a Kuczynski, quien finalmente arrojó la toalla y renunció el 21 de marzo, al cabo de apenas 20 meses de gobierno.

Pero sus tres antecesores también están salpicados por el escándalo Odebrecht: Alan García (2006-2011), Ollanta Humala (2011-2016) y Alejandro Toledo (2001-2006). Este último enfrenta un pedido de extradición desde Estados Unidos, donde reside.

"Nos pasamos años denunciando"

"Ambos escenarios, el de Odebrecht y el caso de los audios, van perdiendo interés", advierte el analista político y periodista Mirko Lauer.

"En verdad nos pasamos los años denunciando la corrupción, condenándola y persiguiéndola, pero solo la conocemos por sus signos exteriores", escribió Lauer. Para él la corrupción ya es parte de la escena cultural del país.

El caso Odebrecht puede retomar vuelo en las siguientes semanas, luego que la fiscalía suscribió la semana pasada un acuerdo con la constructora para reimpulsar las investigaciones.

Pero este relanzamiento puede sufrir nuevas demoras por las repercusiones del escándalo de los audios, que amenaza con descabezar a la fiscalía.

Además, acaba de ser designado un nuevo equipo de fiscales para seguir esta causa, lo que implica, entre otras cosas, que tendrán que revisar y familiarizarse con los más de 200 tomos de la investigación.

"Esto revela un país de baja institucionalidad y deja la sensación que el sistema de justicia está podrido", remata Fernando Tuesta.

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