(Bloomberg) Que Rusia haya puesto a la encuestadora más respetada en su lista de agentes extranjeros la semana pasada, maniatando así al Centro Yury Levada, ilustra los extraordinarios desafíos que enfrentan las firmas encuestadoras en el país.

A medida que a Rusia se le agota el dinero acumulado durante 10 años de auge petrolero, las encuestas de opinión reflejan un creciente descontento con el gobierno. La decisión sobre el Centro Levada llega una semana después de que Levada difundiera una encuesta que indicaba una declinación de 8% de la popularidad del partido gobernante del país, Rusia Unida, y menos de dos semanas antes de las elecciones legislativas del 18 de setiembre.

Según Lev Gudkov, que dirige Levada, el gobierno bien podría haberla cerrado, dado que ahora sus encuestadores tendrán que presentarse de otra manera ante los rusos.

"Desde la época soviética persisten para la mayor parte de los rusos temores de que 'agente extranjero' signifique espía o saboteador", dijo Gudkov. Agregó que se le retirará al grupo el financiamiento público y que estará sujeto a interminables inspecciones de organismos de supervisión estatal, lo que terminará por paralizarlo.

Nada le impide a Levada hacer su trabajo "siempre y cuando presente la credencial de agente extranjero en todo momento", dijo Nikolay Starikov. Fue el movimiento de Starikov, nacido del temor a que la oposición pudiera organizar una revuelta como la revolución ucraniana de 2014, el que impulsó la revisión de Levada por parte del Ministerio de Justicia.

Sensibilidad del Kremlin a las encuestas

Las encuestas desempeñan un papel especial en la política rusa. Si bien observadores internacionales y locales independientes han calificado una y otra vez las elecciones de parciales y no democráticas, la elevada popularidad del presidente Vladimir Putin –que registran todas las agencias encuestadoras, incluida Levada- respalda la legitimidad que éste proclama. Ante la falta de otras formas de respuesta, el Kremlin es en extremo sensible a las encuestas de opinión, muchas de las cuales se realizan para uso interno y nunca se difunden.

Levada es una de las tres principales agencias encuestadoras rusas. Las otras dos están vinculadas al Kremlin: una es propiedad del gobierno y la otra depende de contratos gubernamentales. La prensa rusa y la internacional cita con frecuencia los ratings de popularidad y las encuestas de opinión de Levada.

Los Estados Unidos y Alemania manifestaron su preocupación respecto de la medida. El secretario de Prensa de Putin, Dmitry Peskov, así como su vicejefe de Gabinete, Vyacheslav Volodin, dijeron que Levada podía apelar la decisión ante la justicia. El gobierno ejerce una fuerte influencia en los tribunales de Rusia

Gudkov señaló que no cabe duda de que el nivel de aprobación va a seguir cayendo y de que el descontento crecerá en los dos próximos años a medida que Rusia agota lo que resta de sus fondos de reserva, que ya sólo ascienden a un tercio del nivel de hace dos años.

Podría no quedar una agencia confiable que registre la declinación.