Quito (Reuters).- Después de clamar fraude, el candidato presidencial opositor de Ecuador denunciará hoy el escrutinio oficial del peleado balotaje del domingo en el que se impuso su rival socialista, lo que promete profundizar la polarización entre los ecuatorianos.

Guillermo Lasso, un ex banquero conservador de 61 años, protestó el domingo tras la pronta publicación de resultados por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que marcaron una tendencia a favor del izquierdista Lenín Moreno.

La diferencia que separaba a ambos la mañana del lunes era de unos 229,000 votos. Con el 99% de las actas escrutadas, Moreno obtenía un 51% de los votos frente al casi 49% de Lasso.

"No son casos aislados. Esto es sistemático y ha sucedido en una elección que debe ser transparente", dijo el lunes César Monge, director nacional del partido de Lasso, CREO.

"¿Qué debe hacer el CNE? Abramos todos los paquetes electorales necesarios, revisemos para explicarle al pueblo ecuatoriano", agregó en declaraciones a un canal de televisión.

Lasso, ex presidente del Banco Guayaquil, pidió a sus simpatizantes salir a las calles para hacer escuchar su voz.

El opositor busca que el CNE haga un recuento de votos para verificar si los resultados de los comicios más reñidos en la última década corresponden a la voluntad de los votantes, que durante el proceso electoral se mostraron divididos entre los estilos antagónicos de cada candidato.

El secretario del CNE, Fausto Holguín, explicó a periodistas que las agrupaciones políticas pueden impugnar los resultados en caso de inconformidad, según la ley ecuatoriana. Sin embargo, el proceso para dar trámite a esos pedidos podría llevar tiempo.

Después de conocer un sondeo a boca de urna de la encuestadora Cedatos que le otorgaba una ventaja sobre Moreno, Lasso se declaró triunfador del balotaje.

Pero horas más tarde, el escrutinio oficial colocó a Moreno, un administrador de 64 años que se moviliza en silla de ruedas, como el virtual ganador de la presidencia del país andino.

La mañana del lunes, simpatizantes de Lasso iban camino a la sede del CNE, en Quito para protestar los resultados, luego que en la víspera se enfrentaran con la policía tratando de ingresar a las instalaciones del organismo electoral.

"Es un descarado fraude, todos lo sabemos pero no lo permitiremos", dijo Roberto Vera, un taxista de 50 años en Guayaquil, la ciudad más grande del país.

"Debemos exigir el conteo voto a voto y si el candidato Lenín ganó las elecciones limpiamente lo aceptaremos, pero si por el contrario, como estamos seguros, no ganó las elecciones tendrá que atenerse a las consecuencias", agregó indignado.

¿Renace la izquierda?Los triunfos electorales de la centro derecha en Argentina, Perú y Paraguay y el cambio de gobierno en Brasil mostraron que, tras una década en el poder, la izquierda latinoamericana empezaba a perder espacio en medio de una baja de los precios de las materias primas y fuertes denuncias de corrupción.

En ese contexto, las elecciones en Ecuador asomaron como la prueba para corroborar o rechazar esa tendencia.

Por ello, los primeros en saludar el virtual triunfo de Moreno fueron los mandatarios de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Bolivia, Evo Morales.

"El pueblo unido de Ecuador triunfó ante el imperio y sus sumisos. ¡Felicidades hermano Lenín!", escribió Morales en su cuenta de Twitter @evoespueblo.

Pero el panorama no pinta sencillo para el próximo presidente que, desde el 24 de mayo, asumirá un país profundamente dividido y sumido en una crisis económica.

Además, en época de vacas flacas por los bajos precios del petróleo, el nuevo mandatario tendrá que lidiar con un creciente desempleo, abultado endeudamiento público y corrupción enquistada en el poder.

A pesar de que la tendencia mostraba a Moreno firme en el primer lugar, la distancia de apenas 200,000 votos con Lasso demuestra el desgaste del modelo izquierdista y el descontento de la mitad de los ecuatorianos con las políticas de Correa.

Moreno, ex enviado de Naciones Unidas para Discapacidad, ofreció dialogar con todos los sectores, incluyendo la oposición, en un intento por recomponer la unidad de la nación, que agudizó su división durante la campaña electoral.