(Bloomberg) Después de un año en el que gran parte de América Latina se inclinó hacia políticas más abiertas al mercado, los ecuatorianos deben decidir el domingo si continúan con una década de populismo izquierdista o cambian de táctica y elijen a un banquero de carrera que promete recortar impuestos y abrir la economía del país.

Las encuestas de opinión le han dado a Lenin Moreno, de 64 años y leal al actual presidente, Rafael Correa, una estrecha ventaja sobre el conservador Guillermo Lasso, de 61 años.

Sin embargo, sin encuestas publicadas en la última semana, la votación del domingo sigue demasiado cerrada para anticipar un ganador. Moreno ganó la primera ronda de votación el 19 de febrero con 39.4% de los votos frente a 28.1% de Lasso.

"Hay un viento que sopla a favor de Lasso porque es el que ha subido más rápido desde la primera vuelta, pero será [una elección] cerrada", dijo Santiago Nieto, consultor político de Informe Confidencial en Quito.

Aunque Ecuador entró en recesión el año pasado, su economía ha comenzado a crecer nuevamente sin la inflación rampante que caracterizó a países como Brasil y Argentina. Sin embargo, los inversionistas han evitado en gran medida a Ecuador en los últimos dos años y demandan una prima para comprar su deuda.

Los bonos de los países miembros de la OPEP, que vencen en 2022, otorgan un interés de 8.78%, frente a 5.11% en Argentina y un ápice por debajo de los de Ucrania, devastada por la guerra.

"Quienquiera que gane, el próximo presidente enfrentará graves desafíos económicos", dijo Stuart Culverhouse, economista jefe de Exotix Partners LLP en Londres, en un análisis a los clientes. "Tendrán que lidiar con un país en recesión, un gran déficit fiscal y necesidades de financiamiento, así como demandas de gasto social".

Venta de bonosCulverhouse dijo que una victoria de Lasso podría dar lugar a una racha alcista de bonos, aunque las ganancias podrían ser limitadas, ya que los mercados y los inversores se enfocarían en la aplicación de políticas y las preguntas sobre la gobernabilidad.

Cuatro de los seis candidatos a la presidencia eliminados en la primera vuelta pidieron a sus partidarios que apoyen a Lasso, ya que prometió revertir una ley de medios que dio a Ecuador "uno de los peores historiales en libertad de prensa en América Latina", según el Comité para la Protección de Periodistas, reintegrar a un sindicato de maestros de izquierda disuelto por Correa, y restaurar la independencia del poder judicial para combatir la corrupción.

"Lasso representa al neoliberalismo que ha hecho tanto daño, pero hoy es el mal menor y necesario para recuperar la democracia", dijo Paco Moncayo, general retirado y exalcalde de Quito, que ganó 6.7% de los votos el 19 de febrero.

Ambos candidatos también tienen opiniones opuestas sobre el fundador de Wikileaks, Julian Assange, quien está refugiado en la embajada de Ecuador en Londres desde junio de 2012.

Mientras Moreno ha dicho que puede quedarse, Lasso dijo que pediría a Assange que abandone la embajada en un lapso máximo de 30 días desde su investidura.

Lasso se ha comprometido a reducir la carga impositiva de las personas y las empresas en US$ 3,000 millones anuales, manteniendo el apoyo a los pobres, incluido un popular subsidio para el gas licuado de petróleo.

Moreno, el popular vicepresidente del país entre 2007 y 2013, se ha comprometido a impulsar el gasto público en vivienda, triplicando un beneficio mensual para familias pobres a US$ 150 y construir 40 nuevas universidades técnicas. Si Lasso ganara, "el concepto de solidaridad se perderá", dijo a corresponsales extranjeros el 22 de marzo.