(Bloomberg) Después de Francia, ¿Italia? No exactamente.

La probable victoria de Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales del domingo implica que las inquietudes de los inversores por la política de su país pasarán a ser decididamente secundarias. Es casi seguro que ellos volverán a concentrarse en el mayor deudor de Europa.

Todavía queda un claro escepticismo. En los últimos tres meses, los bonos italianos con vencimiento en 10 años se ajustaron solo unos 10 puntos básicos en relación con la deuda alemana, un desempeño inferior al del resto de la periferia de la Unión Europea.

Pero los principales riesgos se pueden contener, por lo menos en el corto plazo.

Parece que la turbulencia política de Italia está en pausa. Aunque el ex primer ministro Matteo Renzi logró hacerse de la dirección de su Partido Democrático (PD) el fin de semana pasado, es improbable que busque que se vuelva a llamar a elecciones.

El PD sigue detrás en las encuestas, si bien por una distancia cada vez menor, del Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo. No es necesario llamar a elecciones hasta esta época del año que viene, por lo tanto, los operadores cuentan con que el gobierno actual espere hasta tener una ventaja clara.

El endeudado sistema bancario del país es una fuente interminable de grandes inquietudes, pero al menos ahora parece haber planes de contención.

Aunque los últimos resultados trimestrales del aquejado Banca Monte dei Paschi di Siena SpA mostraron que será necesaria todavía más ayuda estatal para que el banco más antiguo del mundo siga operando, seguramente los funcionarios la brindarán.

Ellos aprendieron la lección de la crisis del euro y relajaron las normas sobre la asistencia oficial. Según el proceso de revisión y evaluación supervisora del Banco Central Europeo, es solo cuestión de montos, aunque el regateo entre el BCE y la Comisión Europea está demorando el proceso.

Y la generosidad no se termina ahí: la aerolínea nacional, Alitalia SpA, entró en estado de liquidación esta semana, pero el gobierno italiano la apuntalará con un préstamo de 600 millones de euros.

El hecho de que la UE permitirá esa intervención estatal es una señal indudable de que cambió la música de ambiente para los hijos problemáticos del continente.

Hasta Grecia podría volver por fin a una isla de tranquilidad: el entusiasmo de la UE por otorgarle nuevos préstamos sugiere que la unión no quiere problemas antes de las elecciones en Alemania en septiembre.

Si realmente se viene un verano boreal sin estrés, entonces a los que estén hambrientos de rendimientos les resultará difícil resistirse a los 180 puntos básicos de retorno extra por tener deuda del gobierno italiano.

No se puede escapar de las muchas dificultades económicas de Italia, que ofrecen motivos de sobra para mostrar cautela con su deuda.

Una vez que terminen las vacaciones, será hora de huir nuevamente.

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de Bloomberg LP y sus dueños.