Este 9 de diciembre los peruanos también decidirán en el referéndum sobre si están de acuerdo o no con la no reelección inmediata de congresistas. (Foto: GEC)
Este 9 de diciembre los peruanos también decidirán en el referéndum sobre si están de acuerdo o no con la no reelección inmediata de congresistas. (Foto: GEC)

Hace solo nueve meses nadie se lo habría imaginado, pero bajo la férrea conducción de Keiko Fujimori el Congreso peruano terminó haciéndose el 'harakiri', dándole un triunfo abrumador a su rival, el presidente Martín Vizcarra, en el referéndum del domingo.

Los peruanos aprobaron masivamente (78%) en las urnas dejar sin empleo a los 130 miembros del Congreso en el 2021, al culminar su actual mandato, en el referéndum sobre reformas constitucionales propuestas por Vizcarra para combatir la corrupción.

Vizcarra sacó provecho con "audacia" del "creciente descontento hacia la clase política para proponer la no reelección de congresistas, tema central del referéndum", dice el analista político Fernando Rospigliosi.

Aunque la primogénita del expresidente Alberto Fujimori no era miembro del Congreso, ella lo dirigía desde las sombras, según reveló el chat grupal de Whatsapp de los líderes fujimoristas, apoyada en la holgada mayoría parlamentaria conseguida por su monolítico partido en el 2016.

La hija del exmandatario de ancestros japoneses impuso a sus parlamentarios un estilo belicoso y acorraló al presidente Pedro Pablo Kuczynski hasta forzarlo a renunciar al cabo de 18 meses de su gobierno.

Pero la suerte de Keiko y su partido Fuerza Popular (derecha populista) cambió después de que Vizcarra, un provinciano casi desconocido y sin mucha experiencia política, asumió el poder en reemplazo de Kuzcynski.

Al comienzo, muchos peruanos pensaron que Vizcarra, quien asumió el poder con el discreto apoyo de Keiko, iba a ser mucho más dócil que Kuczynski, pero no fue así.

Vizcarra, un ingeniero de 55 años, ha ganado popularidad al enfrentarse enérgicamente al Congreso, a diferencia de su antecesor.

"Voto de castigo"

"Sin duda el resultado (del referéndum) es una derrota política, es un 'harakiri', para la alianza entre el fujimorismo y el partido aprista (de Alan García), que manejó el Congreso durante los dos últimos años", dice Rospigliosi.

El harakiri es una forma ritual de suicidio de los samuráis, los guerreros del antiguo Japón, que consiste en cortarse el abdomen con un puñal.

La renuncia de Kuczynski acabó siendo "una victoria pírrica (para Keiko y sus legisladores) porque cometieron muchos errores y actuaron con arrogancia y prepotencia", según Rospigliosi.

"Vizcarra con este resultado obtuvo mayor legitimidad para su gobierno. Pero más que victoria, el gran derrotado es el Congreso y en especial la mayoría que lo gobierna", dijo el legislador opositor Víctor Andrés García Belaúnde.

"¿Con qué respaldo político y autoridad moral (el Congreso) continúa? Debemos auto disolvernos y llamar a nuevas elecciones", tuiteó el legislador.

La vicepresidenta peruana, Mercedes Aráoz, calificó como "voto de castigo" el resultado del referéndum.

"Es clarísimo el hartazgo de la población en todas las clases sociales. No quieren saber de los congresistas. Es un voto de castigo a este Congreso", dijo Aráoz al canal N.

¿Caudillo en ciernes?

Además de la pérdida de poder político por la debilidad del Congreso, Keiko está en prisión preventiva desde hace 40 días por supuestos aportes ilegales de campaña, y su otrora monolítico partido enfrenta el riesgo de un cisma.

El nuevo presidente del Congreso, Daniel Salaverry, se marginó del partido -invocando su nueva investidura- y ha criticado abiertamente proyectos impulsados por sus antiguos correligionarios.

Hasta el fiel aliado de Keiko que ayudó a poner la lápida a Kuczynski en marzo, el legislador Moisés Mamani, cayó en desgracia. Fue suspendido el sábado del Congreso por 120 días luego de que una azafata de la aerolínea Latam lo acusara de "tocamientos indebidos".

No obstante, la holgada victoria de Vizcarra representa un potencial peligro porque fortalece un perfil de caudillo, igual a los que han dominado la política peruana desde la independencia.

"Hay un alto riesgo (de autocracia), porque en el Perú no hay partidos, solo caudillos, y Vizcarra no tiene oposición, carece de partido y de bancada que lo acompañe", advierte Rospigliosi.