(Bloomberg) En el salón del Inner Temple de Londres, un refectorio con vitrales y escudos de armas adornando las paredes, se reunieron 300 abogados para quejarse de la separación del Reino Unido de la Unión Europea.

"En efecto, el mundo quedó dado vuelta", dijo el ex fiscal general Dominic Grieve. La campaña a favor de la separación fue "el equivalente constitucional a un crimen de lesa humanidad", comentó Richard Gordon, abogado de Brick Court Chambers. Cuando los oradores preguntaron si alguien en la sala tenía algo más positivo para decir, cundió el silencio.

Como el público reunido en el Inner Temple el mes pasado, el establishment legal de Londres apoyó por mayoría abrumadora quedarse en la UE. Nadie se sorprendió cuando surgió un puñado de demandas para recusar el proceso del Brexit tras el referéndum. La pregunta es: ¿esas demandas pueden atrasar o incluso desbaratar la partida del Reino Unido del bloque?

Las demandas, presentadas en nombre de un peluquero, un emprendedor de las finanzas y otros que no quisieron ser identificados en público, se fusionaron en una sola demanda que probablemente llegue a la Corte Suprema del país este año. Los demandantes quieren que el máximo tribunal del país determine que sería ilegal invocar el Artículo 50, que comienza la cuenta regresiva de dos años hasta el Brexit, sin que primero se lo vote en el Parlamento.

Sin precedentesLos simpatizantes del Brexit ridiculizaron la iniciativa calificándola de maniobra fútil, pero esta podría repercutir mucho más allá de los cuartos con paneles de roble de las cámaras legales de Londres. El caso podría enfrentar al Poder Judicial contra la autoridad de la primera ministra como nunca antes se vio en el Reino Unido, según más de una docena de abogados y jueces entrevistados para esta nota.

"Será uno de los fallos de derecho constitucional más importantes de la historia", dijo Jeff King, profesor de la University College London. A diferencia de Estados Unidos, el Reino Unido no tiene una constitución escrita, sino una acumulación de leyes, costumbres y fallos judiciales que se remontan a siglos.

Algunos resultados posibles: un importante atraso debido a los desafíos legales, el riesgo —aunque mínimo— de que ministros del Gobierno vayan a la cárcel si ignoran los fallos de la Corte y hasta que el Parlamento se vea obligado a votar el Brexit y termine rechazándolo. También es posible que la Corte falle que el Gobierno puede invocar el Artículo 50 cuando quiera, con o sin votación.

'Muy en serio'

"La Corte se toma muy en serio este litigio y actuará de manera expeditiva", dijo el juez Brian Leveson en una audiencia preliminar el 19 de julio. El tema "reviste una importancia constitucional tal que es difícil ver por qué" no llegará rápidamente a la Corte Suprema, dijo.

Gina Miller, directora de una startup de inversiones, y el peluquero Deir Dos Santos fueron los únicos dos demandantes identificados en la audiencia. El abogado de Santos, Dominic Chambers, lo describe como un "tipo común". Otros que pensaban sumarse a la demanda fueron disuadidos por ataques racistas y antisemitas, le dijeron a Leveson.

Oliver Letwin, el ministro que supervisaba los preparativos para las negociaciones sobre la partida antes que la primera ministra Theresa May nombrara a David Davis como director de un nuevo departamento del Brexit, dijo al Comité de Asuntos Externos del Parlamento el 5 de julio que los abogados del Gobierno le habían notificado que activar el mecanismo de salida es una prerrogativa "clara" de la primera ministra más que del Parlamento. En teoría, May podría ignorar el fallo judicial.

Konrad Schiemann, un juez británico retirado que también integró en el Tribunal de Justicia de la UE, describió ese escenario como "un camino muy peligroso a seguir para los políticos".

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