Redacción Gestión

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Sao Paulo (Reuters).- La presidenta dijo que las manifestaciones llevadas a cabo en varias ciudades grandes de Brasil durante las últimos días "comprueban la energía de la democracia", y señaló que su Gobierno está comprometido con la transformación social del país.

Para la jefa de Estado, las más de 200,000 personas que salieron a las calles la noche del lunes dieron un mensaje al conjunto de la sociedad y a los gobernantes por una mayor participación ciudadana y una mejora en áreas como educación, salud y transporte público.

"Estas deben ser escuchadas. Estas superan, y esto es visible, los mecanismos institucionales, los partidos políticos, las asociaciones y los propios medios de comunicación", dijo Rousseff.

La ola de protestas impulsada por las redes sociales se extendió durante los últimos días por todo el país y reunió el lunes más de 200,000 personas en las calles.

Motivadas inicialmente por el aumento del pasaje de autobús, las manifestaciones terminaron en una lista de demandas, entre ellas la lucha contra la corrupción y la inversión en salud y educación. También se han centrado en el gasto público por las obras de la .

"Quiero decir que mi Gobierno está escuchando esas voces que llaman al cambio. Mi Gobierno está empeñado y comprometido con las transformaciones sociales, que comienzan con llevar a 40 millones de personas a la clase media, con terminar con la miseria", sostuvo la mandataria.

Estas son las mayores protestas en Brasil desde 1992, cuando la población salió a las calles para pedir la destitución del presidente Fernando Collor de Mello.

"Los que salieron ayer (lunes) a las calles enviaron un mensaje directo a toda la sociedad, especialmente a los gobernantes en todos los niveles", dijo la presidenta durante una ceremonia realizada en el Palacio Presidencial en el marco del lanzamiento de un nuevo esquema regulatorio para la minería.

Pese a que las protestas han sido mayormente pacíficas, en se produjeron enfrentamientos con la policía que dejaron varios heridos. Algunos vehículos fueron incendiados y se produjeron saqueos en bancos y tiendas. En tanto, la Asamblea Legislativa fue invadida en la capital estadual la noche del lunes.

La explanada del Congreso Nacional en Brasilia también fue tomada por los manifestantes, a los que se les había impedido ingresar al edificio. En Sao Paulo, un pequeño grupo de manifestantes intentó invadir el lunes el Palacio de Bandeirantes, sede del gobierno estadual.

En su discurso, la presidenta repudió la violencia y dijo que no se puede convivir con ella. "Por desgracia hubo actos aislados y minoritarios de violencia contra las personas, contra la propiedad pública y privada, que debemos condenar e impedir con fuerza", dijo.

"Sabemos, como Gobierno y sociedad, que toda violencia es destructiva, lamentable y sólo genera más violencia", agregó Rousseff.