(Bloomberg).- El equipo de se prepara para lo que augura la reorganización de la campaña de Trump: un enfrentamiento político que podría sacar a relucir todo drama familiar, escándalo y teoría conspirativa de la familia Clinton de las últimas tres décadas.

La nominada presidencial demócrata, sin embargo, no planea modificar su estrategia ni su personal, según entrevistas del miércoles a asesores de campaña y estrategas partidarios.

Si bien la contratación por parte de del presidente ejecutivo de Breitbart News, Stephan Bannon, como máximo responsable de su campaña indica que el nominado republicano no moderará sus ataques, los colaboradores de Clinton dicen que esta ha basado su estrategia en combatir esas tácticas.

Quienes participaron en la campaña de 2008 de Clinton también son conscientes de las posibles repercusiones de los cambios del personal de campaña.

El hecho de que Trump instalara a Paul Manafort, un lobbysta que asesoró a anteriores candidatos presidenciales republicanos, sumado al despido en junio del administrador de la campaña, Corey Lewandowski, planteó la posibilidad de que Trump cambiara y se convirtiera en un candidato más convencional y contenido que el que aplastó a sus oponentes en las primarias. Pero Trump se negó a dejarse manejar.

Al contratar a Bannon y promover a la encuestadora Kellyanne Conway a administradora de la campaña al tiempo que Manafort conserva el título de presidente de ella, Trump podría estar consolidando el rumbo negativo que anticipa el equipo de Clinton.

Apuesta a 'instintos más mezquinos'"Luego de varios intentos frustrados de adoptar una actitud más seria y presidencial, Donald Trump ha decidido redoblar la apuesta a sus instintos más mezquinos, desagradables y divisivos", declaró a la prensa Robby Mook, el administrador de la campaña de Clinton, en una conferencia telefónica destinada a responder a la designación de Bannon.

"Esta última reorganización entrega su campaña a alguien más conocido por dirigir un llamado sitio de noticias que difunde teorías conspirativas antisemitas, antimusulmanas, divisivas y, por momentos, racistas".

Un funcionario de la campaña de Trump que habló con la condición de conservar el anonimato negó que el nuevo personal indique un plan de usar tácticas amarillistas. La campaña, dijo el funcionario, será impredecible y no se guiará por los criterios establecidos.

Un funcionario de la campaña de Clinton que también habló a condición de mantener el anonimato dijo que en las conversaciones del miércoles entre el personal, el consenso fue que las medidas de Trump no debían generar cambio alguno en lo relativo a las líneas de defensa de Clinton.

Los colaboradores ratificaron una estrategia acordada en mayo, cuando quedó claro que Trump sería el nominado republicano, de evitar lo que consideraban una trampa de enzarzarse en un intercambio de ataques personales con Trump.