(Bloomberg) Donald Trump vio subir los precios de venta de los apartamentos en la nueva Trump International Hotel and Tower en Chicago en 2007 y renegó de una promesa de otorgar a los primeros compradores un descuento de 10%.

Entre ellos se contaban abogados, arquitectos y operadores que habían colaborado en la construcción del edificio. Algunos demandaron, mientras que otros pagaron el precio más alto. El incidente ilustra la filosofía de negocios que Trump ha prometido adaptar a las relaciones internacionales si es elegido presidente: la disposición a abandonar acuerdos que considera un impedimento.

"Ni siquiera el hecho de haber firmado un contrato limita lo que él piensa que puede decir o hacer", dijo Nathan Diamond-Falk, un abogado de Chicago que compró una unidad con su esposa Judi, una arquitecta que diseñó la oficina de ventas del proyecto, y que luego presentó una demanda. "Yo no le creería ni una palabra".

Trump ha prometido ser un negociador implacable y revocar una serie de acuerdos globales si se lo elige presidente, un marcado alejamiento de la diplomacia estadounidense tradicional que tendría muchas consecuencias para el papel del país en un mundo en el cual la credibilidad es un activo de vital importancia. Su actitud es un reflejo de la agresividad con que se ha conducido durante décadas como magnate inmobiliario. Su gusto por las tácticas extremas –negarse a pagar a proveedores, no pagar las deudas o amenazar con demandas para obtener concesiones- no es poco común en el sector en que hizo su fortuna.

"Hay actores que consideran que los contratos son una expresión de deseos y un punto de partida para la siguiente negociación", dijo Joshua Stein, un abogado de bienes raíces comerciales de Manhattan. "Me temo que forma parte de la cultura".

'Islam radicalizado'

Una portavoz de la campaña presidencial de Trump, Hope Hicks, envió una sola frase por correo electrónico en respuesta a una solicitud de declaraciones sobre este artículo y sobre el episodio de Chicago en particular. "El Sr. Trump es uno de los desarrolladores más exitosos del mundo y está muy orgulloso de la gran torre de Chicago, uno de los grandes hoteles del mundo", dijo.

Trump dio el lunes un discurso sobre política exterior en el cual dijo que las relaciones de los Estados Unidos con otros países se basarían en si éstos apoyan la propuesta de poner fin al "Islam radicalizado". "Todo país que comparta ese objetivo será nuestro aliado", dijo.

La elección de Trump pondría a prueba una de las afirmaciones más persistentes en la política estadounidense: que un CEO puede aplicar con éxito el pragmatismo empresarial a la conducción del Estado. Trump está ocho puntos porcentuales por debajo de su rival demócrata Hillary Clinton, según un promedio de encuestas nacionales del sitio Pollster.com del Huffington Post.

"La idea siempre me dio risa", dijo Bill Daley, ex presidente de un banco y de SBC Communications que se desempeñó como secretario de Comercio durante la presidencia de Bill Clinton y como jefe de Gabinete de Barack Obama. "Los puntos fuertes necesarios para ser presidente difieren de los que hacen falta para ser un CEO y viceversa".