El territorio wampís, conformado por 85 comunidades y unas 16,000 personas, abarca más de 1.3 millones de hectáreas en los valles de los ríos Santiago y Morona, entre las regiones selváticas de Amazonas y Loreto.
El territorio wampís, conformado por 85 comunidades y unas 16,000 personas, abarca más de 1.3 millones de hectáreas en los valles de los ríos Santiago y Morona, entre las regiones selváticas de Amazonas y Loreto.

Los indígenas de la etnia wampis presentaron esta semana ante las Naciones Unidas su solicitud para obtener el aval como “Territorio de Vida” y poder esquivar así la supuesta “intención oculta” del Estado peruano de “expropiar” parte de su territorio ancestral para establecer una nueva área de conservación.

Queremos que nuestro territorio sea reconocido como ‘Territorio de Vida’ (...) para evitar problemas con el Estado, que quiere imponer sus reglas dentro de nuestro territorio”, declaró a Efe desde Lima Galois Flores, vicepresidente del Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampís (GTANW).

Tras un viaje de dos días por río, tierra y aire, las autoridades Wampis llegaron esta semana a la capital peruana para denunciar los presuntos actos “subrepticios” del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) para categorizar la cordillera Kampankias en la Zona Reservada Santiago-Comaina, una de las áreas naturales protegidas con mayor biodiversidad del país, ubicada en la provincia amazónica de Condorcanqui.

Aunque el Sernanp negó a Efe estar actuando de manera clandestina para expropiar esta zona, la Nación Wampis insiste en que lograr el reconocimiento de la ONU es el camino para “asegurar” su territorio y poder administrar sus propios fondos climáticos, en reconocimiento a su labor milenaria en defensa de los bosques.

Por más de 7,000 años hemos venido cuidando nuestro territorio y se mantiene intacto. ¿Para qué queremos que alguien imponga sus reglas?”, dijo Flores, ataviado con una “tawas”, la típica y refinada corona Wampís, hecha de plumas de tucán y paujil.

“Desconfianza total”

El problema de fondo es la “desconfianza total” de las autoridades wampís con el Estado peruano. Así lo reconoció a Efe el apu Andrés Noningo, quien tachó de “genocidio” los procesos administrativos mediante los cuales el Gobierno establece nuevas áreas naturales protegidas “para dar concesión a los mineros”.

Desde hace meses, los wampís denuncian la existencia de evidencias que demuestran que el Sernanp ha intervenido en su territorio para realizar evaluaciones biológicas y estudios sociales y de zonificación para categorizar la cordillera Kampankias, sin su conocimiento ni previo consentimiento.

Lo sabemos muy bien”, aseveró el presidente del Gobierno Wampís, Teófilo Kukush.

Y es cierto. El Sernanp afirmó a Efe que desde finales del año pasado viene llevando a cabo dos estudios en esta área natural a fin de “determinar las condiciones para un futuro proceso de categorización”.

Pero el organismo público insistió en que este proceso aún no se ha iniciado y que, cuando llegue el momento, se garantizará la consulta previa y la participación de “todos los pueblos originarios, asociaciones indígenas y demás actores involucrados en la gestión de la zona reservada”.

Agregó que, bajo ningún concepto, la futura categorización de la cordillera Kampankias representará una expropiación del territorio ancestral y milenario del pueblo Wampís.

Guardianes de la biodiversidad

Aun así, los indígenas de esta etnia niegan la necesidad de cualquier intervención estatal en sus bosques, alegando que por miles de años han mantenido en óptimas condiciones su biodiversidad.

El territorio wampís, conformado por 85 comunidades y unas 16,000 personas, abarca más de 1.3 millones de hectáreas en los valles de los ríos Santiago y Morona, entre las regiones selváticas de Amazonas y Loreto.

Cada año, sus frondosos bosques capturan 57 millones de toneladas de carbono, lo que significa que en apenas dos años logran capturar la misma cantidad de emisiones de gas de efecto invernadero que el Perú se comprometió a reducir en un lapso de diez años hasta el 2030.

Además, hemos hecho el trabajo que el Estado peruano no ha podido hacer: hemos botado a los taladores ilegales y a los mineros”, agregó el vicepresidente wampis.

Administrar fondos

Por su contribución a la lucha contra el cambio climático, las autoridades wampis pidieron a la ONU registrarse como “Territorio de Vida”, también denominado “Área conservada por pueblos indígenas” (Ticca, por sus siglas en inglés), que permite a las comunidades custodiar la toma de decisiones acerca de su hábitat.

Una vez que el territorio ha sido declarado como ‘Territorio de Vida’, no hay manera que el Estado pueda interceptar o seguir categorizando”, explicó Flores.

Con este amparo, además, los wampis buscan poder administrar sus propios fondos climáticos nacionales e internacionales a través de la creación de un fideicomiso, con participación y fiscalización administrativa y financiera externa de entes especializados en materia ambiental.

Queremos que el apoyo económico llegue directamente a la Nación Wampis y que el Estado y las ONGs sean nuestros aliados para que este apoyo se pueda administrar de la mejor manera (...) y hacer proyectos sustentables para que podamos seguir cuidando nuestro territorio”, sostuvo el vicepresidente.

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