Perú reportó el domingo que el cultivo de hoja de coca creció un 13% a 61,777 hectáreas en 2020, mayormente en zonas donde narcotraficantes actúan con grupos rebeldes y en un año en que se redujo el control por las restricciones de la pandemia, mientras campesinos cocaleros rechazan la erradicación de estos sembríos.

La oficina antidrogas de Perú, Devida, dijo que la superficie cultivada representa el 26% del total de sembríos de coca en la región sudamericana de los Andes, que también incluye unas 143,000 hectáreas en Colombia y 29,400 hectáreas en Bolivia.

La cifra de Devida difiere de un informe de la oficina de control de drogas de Estados Unidos difundido en junio, cuando dijo que Perú marcó un récord en cultivos de coca el 2020, con 88,200 hectáreas, reporte que ha sido rechazado por el país andino que alega que Washington no considera el volumen erradicado ese año y el consumo tradicional de la planta.

Cocaleros de la región de Puno, en el sureste de Perú, bloquearon la semana pasada la carretera interoceánica que conecta con Brasil. La protesta fue suspendida tras un acuerdo con el gobierno del presidente izquierdista Pedro Castillo para dialogar sobre el plan de erradicación de coca.

Desde hace años Perú ejecuta un programa de destrucción de cultivos ilegales de la hoja, porque hasta un 90% de la planta es usada para elaborar cocaína y el resto para el consumo tradicional como energizante o mate de coca, según el Gobierno.

Los cocaleros afirman que no tienen cultivos alternativos rentables y por eso siembran la hoja para el uso tradicional.

Devida dijo que unas 12,000 toneladas de hoja se destinan para fines de uso en el mercado tradicional e industrial.

La erradicación de los cultivos ilegales cayó drásticamente en 2020 por las restricciones del coronavirus y este año se retomó el plan en algunas zonas como en Puno, pero no en la región andina denominada del VRAEM, la mayor productora de coca y donde operan narcotraficantes en alianza con los remanentes del grupo rebelde maoísta Sendero Luminoso, según la policía.

En el VRAEM, del tamaño de Puerto Rico y donde se produce casi el 70% de la cocaína del país según el Gobierno, el cultivo de hoja de coca fue de 27,994 hectáreas en el 2020, por encima de las 26,028 hectáreas del 2019, señaló el informe de Devida.

La protesta de cocaleros se produce mientras la política antidrogas del presidente Castillo es criticada por la oposición en medio de declaraciones de funcionarios que se oponen a la erradicación. El mismo Castillo dijo a inicios de octubre durante una visita al VRAEM que en el “sueño del gobierno” está el industrializar la hoja de coca para el consumo tradicional.

Devida informó que la superficie cultivada de hoja de coca en áreas naturales protegidas representa el 15.2% (9,410 hectáreas) de este sembrío en Perú. En tanto en las áreas de los pueblos indígenas u originarios la extensión del cultivo de coca creció un 19% el año pasado a 5,902 hectáreas, agregó.

Esto “implica una grave amenaza para la seguridad de las poblaciones indígenas, quienes se ven obligados a ser desplazados de sus territorios por parte de organizaciones criminales vinculadas al tráfico ilícito de drogas”, afirmó.

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