(Foto: Andina)
(Foto: Andina)

EsSalud recomendó a los padres de familia a estar alertas a las conductas de sus niños para identificar a tiempo síntomas depresivos y determinar algún factor de riesgo lo que podría mejorar el pronóstico en el tratamiento y su calidad de vida.

Durante la pandemia se evidenció que el porcentaje de niños y adolescentes deprimidos, que necesitaron hospitalización, se incrementó en un 50% y la frecuencia del diagnóstico de depresión en el total de las atenciones en el hospital se ha triplicado con respecto a los años anteriores, dijo la doctora Amparo Jaramillo, médico psiquiatra del Hospital Almenara.

Afirmó que la necesidad de hospitalizar por depresión se debe a la presencia de ideación e intencionalidad suicida, esto le da gravedad al diagnóstico y un gran riesgo para su integridad física del niño y de las personas que los rodean.

Antes se pensaba que los niños no se deprimían porque no tenían la capacidad de sentir las mismas emociones que los adultos. Además, se piensa que no va a llegar al grado de severidad como para diagnosticarse una depresión. Sin embargo esto no es verdad, conforme se ha visto en los diferentes estudios, los niños se pueden deprimir igual que lo adultos, pero su presentación clínica es muy diferente”, explicó.

-Cómo identificar la depresión en niños-

En niños de 2 a 5 años, “se puede identificar cambios en la conducta, la irritabilidad, aumento de berrinches y pataletas, incluso podrían empezar a orinarse en la cama en las noches, cosa que antes no pasaba. La disminución de las ganas de hacer lo que les gustaba hacer, como dejar de lado su juguete favorito o si tienen mucha ansiedad al separarse de los padres”.

En la edad escolar, entre los 5 y 12 años, “se evidencia la irritabilidad, el rendimiento académico baja a pesar que ellos quieran concentrarse, también es frecuente que se presenten síntomas físicos como dolor de cabeza, dolencias gástricas, dolores corporales. Cuando están molestos o se frustran comienzan a pensar y verbalizar situaciones mortales”.

En la adolescencia, “los síntomas son más parecido a los de la edad adulta. Comienzan a evidenciar un gran sentimiento de tristeza, ya no desean comunicarse con el resto, se aíslan. Presentan dificultad en el sueño, demoran en quedarse dormidos y se despiertan en la madrugada. Algunos llegan al consumo de drogas y comienzan a pensar en la idea de morir y en las alternativas para que suceda”.

Ante estos escenarios, recomendó a los padres a que busquen un espacio para escuchar a sus hijos sobre sus pensamientos y sentimientos.

Ellos tienen que sentirse libres de expresarlos y saber que serán respetados al decirlo, es fundamental darles importancia a sus sentimientos. Cuando se les descalifica, ellos tienden a mantenerse callados y lo que predispone a que vayan aumentando los síntomas”, mencionó.

Es conveniente que los padres estén atentos también a su propia salud mental, y que busquen ayuda si la necesitan, esto para su beneficio y por consecuencia, el de su familia.

Debe haber una unión y comunicación familiar constante para que sus hijos se sientan protegidos finalizó