El arzobispo de Lima Carlos Castillo balancea un incensario los más de 4 mil retratos de víctimas del COVID-19 durante la misa de Corpus Christi en la Catedral de Lima, el pasado domingo 14 de junio. (Foto: Rodrigo Abd / AP)
El arzobispo de Lima Carlos Castillo balancea un incensario los más de 4 mil retratos de víctimas del COVID-19 durante la misa de Corpus Christi en la Catedral de Lima, el pasado domingo 14 de junio. (Foto: Rodrigo Abd / AP)

La Catedral de Lima, ubicada en el centro histórico de la capital, celebrará este domingo 13 de diciembre su primera misa luego de 9 meses de estar cerrada debido al estado de emergencia instaurado ante el avance del coronavirus.

Según informó a Canal N el vocero de la Catedral, Juan José Dioses, la ceremonia se realizará desde las 11.00 horas de esta mañana y estará encabezada por el arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo. Además, contará con la participación de asistentes, quienes podrán presenciar la misa con mascarilla, protector facial y con el distanciamiento social establecido en el protocolo dispuesto por las autoridades sanitarias para este tipo de actividades.

Dioses destacó que la Iglesia recomienda a la población de riesgo, como adultos mayores y mujeres embarazadas, a que sigan la misa por vía virtual. Detalló que el afro será del 30%.

Según lo establece la los templos religiosos pueden llevar a cabo misas con las ventanas y puertas abiertas a fin de que el aire circule. Además, los asistentes deben evitar hablar y cantar para prevenir la propagación del virus.

De acuerdo con la directiva del Minsa –que es de aplicación nacional– las bancas y el piso deben estar adecuadamente señalizados para que los asistentes a las ceremonias cumplan con el distanciamiento de 1.5 metros que debe existir entre persona y persona como mínimo.

Al ingreso del recinto se debe tomar la temperatura a todos los asistentes, quienes también deben lavarse las manos con agua y jabón o desinfectarse con alcohol gel antes de ingresar al templo o iglesia.

Entre las disposiciones que establece el protocolo, destacan las disposiciones generales:

  • Mientras dure la actual situación de pandemia, a los feligreses que forman parte de la población en riesgo se les prorroga la dispensa del precepto de asistencia a misa dominical, se les recomienda no asistir a celebraciones comunitarias y se les invita a valorar la conveniencia de no salir de su domicilio.
  • Sin dejar de cumplir las disposiciones del Minsa, los templos y capillas se abrirán para el culto público evitando en todo momento la aglomeración de personas y observando estrictamente el distanciamiento mínimo de 1 metro entre persona y persona, el uso permanente y obligatorio de mascarilla y la reducción del aforo del templo a un tercio de su capacidad.
  • En las puertas de los templos se cuidará de que no ingresen más fieles que los permitidos por el aforo antes señalado y, en lo posible, se controlará la temperatura de los asistentes.
  • Los templos deben estar cuidadosamente desinfectados, limpios y ventilados. Al final de cada celebración se deben desinfectar bancas, sillas y objetos litúrgicos utilizados.
  • En las puertas de los templos se habilitará una alfombra húmeda con agua y lejía, para que los fieles al ingresar desinfecten la suela de sus zapatos de manera obligatoria.
  • En los templos no habrá ni se usará agua bendita. Tampoco se podrá tocar ni besar las imágenes.
  • Donde sea necesario, mientras dure la emergencia sanitaria se recomienda la realización del culto al aire libre, cuidando siempre la dignidad de los sacramentos y las medidas de precaución antes mencionadas.
  • Los fieles deben lavarse las manos con agua y jabón o desinfectarlas con alcohol antes de ingresar al templo.
  • En lugar de hacer la colecta en la forma usual para la ofrenda de los fieles se colocarán alcancías o canastas a la salida del templo.
  • El saludo de la paz, que es facultativo, se sustituirá por otro gesto evitando el contacto directo.
  • La distribución de la Eucaristía se realizará en silencio.
  • Se dará la comunión en la mano.
  • El sacerdote celebrante y sus ayudantes deben asearse las manos antes y después de la distribución de la sagrada comunión. El uso de la mascarilla es obligatorio y permanente.