Existen en el Perú 14.6 millones de infectadas, 46% de la población total.| (Foto: Alberto PIZZOLI / AFP).
Existen en el Perú 14.6 millones de infectadas, 46% de la población total.| (Foto: Alberto PIZZOLI / AFP).

Profesor del Departamento de Economía de la PUCP

Hacia principios de agosto, Perú parecía un paria en el mundo: récord de muertos e infectados por millón de habitantes y el descenso más brutal del PBI. La foto del fin de año será distinta. Otros países serán los que tengan más muertos e infectados por la COVID-19, y el crecimiento del PBI será de los más altos. La COVID-19 nos ha vencido, está reduciéndose sola, como en las epidemias clásicas, por lo que la economía puede moverse más rápido.

Es ocioso evaluar la epidemia con las cifras de infectados y fallecidos del MINSA, pues el sub registro es muy grande. Mejor es estudiarla con el exceso de muertes calculado con las cifras del Sinadef, como la diferencia entre el número de muertos por toda causa y el número diario “normal” de muertos, la cifra de muertos en el primer trimestre de este año, digamos. El exceso de muertos lo atribuimos a la COVID-19.

El número de muertos del Sinadef subió fuertemente en abril, alcanzó un primer pico a fines de mayo y descendió hacia fines de junio. Con el fin de la cuarentena general y el reinicio de actividades se produjo un rebrote, que alcanzó un pico de 1000 muertos por día en la primera semana de agosto, 315% de la cifra normal de muertos. Desde esa fecha, la cifra de muertos ha descendido estrepitosamente. En la segunda semana de octubre el número de muertos fue de 400, solo 28% por encima del nivel normal.

Gráfico 1

Este comportamiento es único en el mundo. Según las cifras del Our World in Data (), no existe un país que haya tenido un exceso de muertes tan grande y por tanto tiempo como el Perú. Somos, definitivamente, un caso especial.

Gráfico 2

Pero parece que lo peor ya pasó. En ningún país la COVID-19 ha retrocedido más que en el Perú en los últimos dos meses ¿Cómo se explica este resultado?

La evolución del número de infectados está gobernado por el número de reproducción efectivo, el factor , el número de personas a los que un infectado puede contagiar. Si este factor es mayor que uno, el número diario de infectados crece; si es uno, es estable; y si es menor que uno, cae.

La ecuación R=(1-pc)(1-pi) Rο muestra los determinantes del R ( htps://www.nature.com/articles/s41577-020-00451-5). Este disminuye si hay políticas de control (pc), como el confinamiento, que reduce la transmisión del virus; o si aumenta la fracción de la población infectada (pi) , suponiendo que queda inmunizada. El R es más alto cuando lo es el número de reproducción básico, Ro=BD. Este factor es una constante, pues depende de la tasa a la que la epidemia puede transmitirse en ausencia total de políticas de control (B) y del número de días que dura la infección (D) .

A partir de la primera ecuación se define la inmunidad de rebaño: una situación en la que R es menor que uno, sin que el gobierno intervenga (pc=0), es decir, cuando R=(1-pi)Ro<1. Para alcanzar la inmunidad de rebaño la fracción de infectados debe ser tal que pi>1-1/Ro Si, por ejemplo, Ro=2 , la inmunidad de rebaño se alcanzaría cuando más del 50% de la población ha sido infectada por la COVID-19. En este caso, la epidemia desaparecería sola.

¿Qué porcentaje de la población peruana ha sido infectada por la COVID-19? La respuesta precisa la tendremos en noviembre, cuando el MINSA publique su estudio de seroprevalencia. Mientras, podemos aproximarnos a esta cifra con los datos de los muertos por la COVID-19 y el porcentaje de los infectados por el COVID-19 que muere, el Infection Fatality Rate (IFR).

A partir de las cifras de la Sinadef, suponiendo que el número normal diario de fallecidos es de 317, la del primer trimestre de este año, hacia mediados de octubre tendríamos alrededor de 83 200 muertes por COVID-19. Por otro lado, un estudio publicado en el boletín de la OMS (), señala que el IFR para los países con muchas muertes por millón de habitantes, como el Perú, es de 0.57. Si es así, existen en el Perú 14.6 millones de infectadas, 46% de la población total. Debe ser el porcentaje más alto del mundo.

El 46% tiene dos significados. Uno, es la prueba irrefutable de que la COVID-19 nos ha humillado como país. Iquitos es el ejemplo de reproducción exacta, en pleno siglo XXI, de la peste negra del silgo XIII o de la gripe española de 1918-19: la epidemia desapareció sola. Dos, si la COVID-19 inmuniza a los infectados, estamos muy cerca o ya hemos alcanzado la inmunidad de rebaño. En consecuencia, no veremos una segunda ola en el Perú.

En este escenario, la recuperación de la economía puede ser más rápida de lo que yo esperaba. El PBI cayó en 40% en abril, 18% en junio y solo 10% en agosto. Los descensos del PBI serán cada vez menores, y hacia finales del año debemos ver tasas positivas de crecimiento del PBI.

Gráfico 3

La caída del PBI de setiembre debe haber sido mucho menor que la de agosto, pues el consumo interno de cemento subió en 7%, la producción de electricidad solo descendió en 2% y la inversión pública, que había caído en 99% en abril, solo retrocedió en 4.5%.

Gráfico 4

Gráfico 5

Con la epidemia en retroceso, debido a que casi medio país ya está infectado, con lo que la posibilidad de una segunda ola es remota, el camino está libre para la recuperación macroeconómica. En la foto de diciembre la cifra de muertos del Sinadef debe estar muy próxima a la del año pasado, y debe haberse iniciado una recuperación natural pos pandemia de la economía, que deberá ser secundada con políticas públicas. Tanto en el ranking de la salud como en el de la economía apareceremos bien posicionados en el mundo.