Hay una frase que se atribuye a Napoleón, que es fantástica: “La mejor forma de cumplir con las promesas es no hacerlas”. Fíjese en su antecesor, escribe Waldo Mendoza (Foto: USI).
Hay una frase que se atribuye a Napoleón, que es fantástica: “La mejor forma de cumplir con las promesas es no hacerlas”. Fíjese en su antecesor, escribe Waldo Mendoza (Foto: USI).

Presidente : La historia le ha asignado una enorme responsabilidad. La herencia que le dejan es pesada, pero por eso mismo aparecen en el futuro inmediato enormes potencialidades, que si su administración las encara adecuadamente podemos llegar muy bien al bicentenario.

Desde mi lugar de profesor y estudioso de la macroeconomía peruana permítame cinco consejos.

Primero. Hay una frase que se atribuye a Napoleón, que es fantástica: “La mejor forma de cumplir con las promesas es no hacerlas”. Fíjese en su antecesor. Prometió bajar el IGV, destrabar miles de millones de dólares en proyectos de infraestructura, un crecimiento económico de 5% anual, una reducción de 20 puntos porcentuales en la informalidad, una revolución social, subir la presión tributaria en dos puntos del PBI, etcétera. La gente se ilusiona con las promesas, y cuando no se cumplen se amarga. No haga promesas que no pueda cumplir. O mejor, no haga promesas. Muestre los resultados, no más.

Segundo. Lo más importante, su administración va a tener que mover esta economía que está parada hace rato.

En nuestro país, presidente, normalmente, cuando el contexto externo es favorable, la economía peruana avanza rápido, al margen de lo que hagamos adentro. Hoy, las condiciones internacionales están muy buenas. Las dos correas de transmisión que nos conectan con el mundo están en el mejor momento de los últimos siete años. La tasa de crecimiento del precio de las exportaciones, que descendía a un ritmo anualizado de 15 % a principios del 2016, en los últimos meses está creciendo a 16 % anual. La tasa de crecimiento del crédito bancario en dólares, luego de estar cayendo a un ritmo anual de 20 % a principios del 2016, ha crecido a 9 % anual en los últimos meses. Mejor escenario externo imposible.

Sin embargo, la economía está parada. La prueba más dura es que el empleo urbano en empresas de más de 10 trabajadores no deja de caer desde setiembre del año pasado, según las cifras del (BCRP). Una caída así no se produjo ni siquiera en la crisis del 2008-2009. Por otro lado, según las cifras desestacionalizadas de la demanda interna del BCR, la economía está en caída libre también desde setiembre del año pasado. Por último, el PBI de la manufactura no primaria, donde se genera la mayor parte del empleo formal, no deja de caer desde el 2014.

Algo malo estaremos haciendo para que, a pesar que los vientos externos nos empujan hacia adelante, no nos movamos.

¿Cómo empujar esta economía, señor presidente? En lo inmediato, la receta obvia es la inversión pública. En este año, según el (MEF) y el , la inversión pública crecería en más de 15% y, por tanto, la construcción subiría en cerca de 9%. Con estas cifras el PBI crecería en 4%. Sería fantástico.

Pero según las cifras del BCR, el gasto de capital del Gobierno general, que incluye las transferencias de capital del Gobierno nacional a las empresas públicas, ha caído en 20% en el primer bimestre del año. Al parecer, los (LJ) y club de la construcción (CC) están causando estragos en la inversión pública. Según la , los proyectos del Gobierno en cartera con todas estas empresas cuestionadas son de casi S/ 30,000 millones y hay más de S/ 10,000 millones en exposición bancaria a estas empresas.

Si las empresas del caso LJ y el CC tienen problemas para operar, ¿con qué empresas se impulsará el 15% de crecimiento de la inversión pública en este año?

En este caso, presidente, su Gobierno va a tener que avanzar mucho más en la dirección de la Ley 30737, que reemplazó al (DU 003). El DU 003, hecho al parecer sin la participación del MEF, por abogados iletrados en Economía, nos estaba llevando a una situación en la que el Gobierno podría terminar cobrando un alto porcentaje de nada, dada la parálisis que el DU provocó en las actividades de las empresas involucradas.

Tercero. Si tiene éxito con impulsar la inversión pública, va a necesitar más ingresos, para que el déficit fiscal, que ya está alto, empiece a reducirse desde el próximo año. En ese caso, la receta es sencilla, en lo inmediato. Revise las políticas tributarias de esta administración y algunas de la administración anterior, que le quitaron recursos al Estado, como si nos sobrara, y deróguelas.

Cuarto. Ejerza la autoridad que las leyes y la Constitución le confieren y no haga políticas de sobrevivencia política, como los de la gestión anterior. Por ejemplo, recuperen el tiempo perdido con el último ministro de Educación, quien puso en marcha una contrarreforma educativa en moda retro que destrozó lo avanzado, solo para tranquilizar a la masa de profesores. No se pongan a comprar papa o maíz cuando sus precios caigan, pues en caso contrario va a tener que hacer lo mismo con cien productos más. Defiendan el funcionamiento de las casetas de peaje que son indispensables para tener carreteras bien conservadas.

Por último, , no hace falta que nos diga que es usted honesto pues todos sus antecesores nos dijeron lo mismo y parece que todos tenían su precio. El tiempo lo aclara todo. Infunda entre sus ministros la regla de que al Estado no se va a hacer progresar los negocios. De esta manera, en el 2021, sabremos si por fin tuvimos un presidente que no tenía precio. E incluso solo por ese hecho ya tendría un lugar en nuestra historia.