Akio Murakami
A puertas de cumplir un año desde que se anunció el estado de emergencia en el país por la COVID-19, nos encontramos en una segunda ola que ha tenido un avance exponencial en el país provocando una mayor cantidad de contagios que en el 2020.
En ese contexto, las organizaciones no pueden bajar la guardia y debe seguir garantizando la salud y seguridad de sus trabajadores, y al mismo tiempo la continuidad del negocio. En una última encuesta, se ha identificado que casi el 50% de empresas ha reforzado la aplicación de pruebas diagnósticas y el 56% ha hecho lo mismo en relación al reporte de sintomatología.
En esta segunda ola, se evidencia que las empresas se han anticipado mucho más rápido para proteger a los trabajadores y sus familiares. El refuerzo por mantener la inocuidad del espacio laboral ha sido uno de los aspectos más relevantes, a través de medidas como la limpieza y desinfección de ambientes, el distanciamiento físico obligatorio, la aplicación de sistemas de ventilación de los ambientes, etc.
Otro de los aspectos que cada vez se asienta con más fuerza es el trabajo remoto, y es que, indudablemente, se ha vuelto la nueva realidad de muchas empresas y, con el pasar de los meses, se sigue demostrando la poca probabilidad de que esto cambie en el corto y mediano plazo. Esta modalidad de trabajo también viene acompañada de una gestión en las medidas y normas de vigilancia sanitaria, en donde más del 50% de empresas ya ha ampliado los criterios exigidos por ley para la selección de persona vulnerable que realice trabajo remoto.
No obstante, es necesario que las empresas no descuiden aspectos en los que se había avanzado como la salud mental y el análisis del entorno-realidad de los trabajadores. Como se ha mencionado anteriormente, la COVID19 ha marcado un antes y después en relación a nuestra forma de vida, lo cual está relacionado a la coexistencia del ámbito personal y profesional, sobre lo cual las organizaciones necesitarán seguir observando, puesto que será un factor crucial que continuará marcando la pauta para el desempeño laboral de los trabajadores.
Los resultados de este estudio identificaron que solo el 33% de empresas está reforzando el soporte psicológico para los trabajadores. Por su parte, en esta segunda ola, sólo 62%, 65% y el 73% de empresas está considerando la convivencia con personas con alto nivel de exposición al virus, lugar de residencia con alto índice de contagio y convivencia con persona vulnerable, respectivamente, como criterios para la implementación del trabajo remoto. Esto a diferencia de la primera ola, en donde estos indicadores eran contemplados por el 87%, 92% y 79%, respectivamente también.
Ante esta segunda ola, y mientras se avanza con el plan de vacunación en el país, el reto debe ser el de garantizar la salud y seguridad de los trabajadores a medida que se analizan las necesidades de los colaboradores, al mismo tiempo que se plantean estrategias y acciones que permitan proteger la continuidad del negocio. Esta pandemia sigue sorprendiendo al país entero, pero de los aprendizajes del año pasado se puede continuar presentando mejores prácticas para proteger nuestro mejor y más importante capital: el humano.