Por Cristina Vargas
Docente de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Piura
En todo el mundo, la pandemia ha generado importantes ejercicios de reflexión y acción de las instituciones culturales. Obviamente, los museos se vieron afectados por el cierre intempestivo que, sin embargo, no supuso una paralización de su actividad con las colecciones y los públicos.
Dentro de las fases de reactivación económica, se ha considerado su reapertura, al ser un elemento principal dentro de la dinámica del turismo cultural. Para ello, el Estado ha previsto diferentes medidas como la Resolución Ministerial 179-2020-DM-MC, la misma que se dicta en concordancia con las diferentes disposiciones brindadas en materia de la emergencia sanitaria y las preexistentes sobre museos, como el D.L. 25790, sobre el Sistema Nacional de Museos y la Ley General de Patrimonio Cultural de la Nación.
Un punto clave en de la resolución es el rol ‘terapéutico’ de los museos. Para cumplirlo a cabalidad, debe tratar de alcanzar a todos, sobre todo a los públicos más vulnerables, como los adultos mayores.
En este contexto, podríamos decir que el marco normativo ya está, inicialmente, dado e incluso hay recomendaciones internacionales del Icom. Ahora, la realidad es que cada museo, público o privado, deberá aplicarlo y adaptarlo a su realidad. Para ello, el auxilio económico del Estado o de las instituciones de las que dependan es vital.
Como ya advertimos, en términos económicos, sí hay un gran impacto: muchos museos, sobre todo los privados, y también algunos públicos, dependen en buena cuenta de los ingresos que se generaban con sus diversas actividades (entradas, alquileres de local, talleres, etc.). Sin turismo y aislados en nuestras casas, obviamente, esos ingresos se perdieron. Incluso se teme que muchos museos privados en el mundo cierren definitivamente sus puertas.
Ahora bien, es difícil que un museo base su economía solo en la taquilla; pero, incluso en los casos que reciben subsidio institucional o estatal, probablemente, se quiera priorizar el presupuesto para otros sectores que no sea el cultural. La decisión política jugará un rol clave. Parece haber voluntad, desde el Ministerio de Cultura, de apoyar la recuperación del sector. Lo ideal sería que esta se replique en los otros niveles del Estado o instituciones que tengan a cargo museos o colecciones patrimoniales.
En cuanto a la preocupación de repensarse, reinventarse y estar en contacto con sus públicos, no podemos hablar de un año perdido. Al contrario, este medio año ha sido retador: en muchos museos se está reflexionando sobre su rol en la sociedad, en cómo seguirlo cumpliendo, cómo hacer propuestas más creativas y, además, este tiempo ha permitido valorar la idea del museo virtual y su presencia en las redes. Hoy nos enfrentamos a un nuevo reto: la accesibilidad digital.