Gerente del Área de Estudios Económicos del BCP
Al empezar la segunda mitad del año y luego de una colosal caída de la actividad económica del orden del 30% a/a en el 2T20, ¿cómo será la recuperación en los próximos meses y el 2021? Creo que hay que prestarles especial atención a cinco factores:
1. Recuperación incierta, riesgos a la baja, inversión privada deprimida: Hay una serie de factores sobre los cuales existe poca claridad y pueden determinar una velocidad bastante lenta de la recuperación: a) No solo a nivel local sino mundial aún es incierto si habrá una segunda ola de contagios que obligaría a nuevas cuarentenas o hacer aún más lento los planes de reapertura económica, b) ¿hasta dónde llegará el populismo que reduce la eficacia de las medidas de estímulo y erosiona los fundamentos de nuestra economía basada en la promoción de la inversión privada y reglas de juego estables?, c) ¿qué sorpresas traerán las elecciones del próximo año? En este entorno incierto, además de una demanda interna deprimida y capacidad instalada ociosa, la inversión privada a fines del próximo año se podría ubicar alrededor de 25% por debajo del nivel de fines del 2019.
2. Impulso externo moderado. De acuerdo con las últimas proyecciones del FMI y OCDE, la economía mundial rebotaría el próximo año entre 2.8% y 5.4%, dependiendo si hay o no una segunda ola de contagios y cuarentenas a nivel global. Los exportadores a países vecinos encontrarán que América Latina apenas rebotará 3.7% en el 2021, luego de caer 9.4% este año según el FMI. Por el lado positivo, China pasaría de crecer 1% en el 2020 a 8.2% en el 2021. La expectativa del rebote de China ha impulsado la cotización del cobre desde US$ 2.10 a niveles en torno de US$ 2.65 (máximos desde febrero).
3. Familias y consumo privado muy golpeados: En Lima Metropolitana, casi una de cada dos personas ha perdido su empleo. Según el INEI, solo en Lima se perdieron 2.3 millones de empleos entre marzo y mayo respecto al mismo periodo del año anterior: 1.5 millones de empleos informales y cerca de 800,000 formales. Los informales buscarán retornar rápidamente al mercado laboral, pero sus ingresos podrían caer 20%; mientras que buena parte de los empleos formales perdidos también transitarían a la informalidad y verían un fuerte ajuste respecto de sus salarios previos. El ajuste del mercado laboral será muy doloroso y se dejará sentir sobre el consumo privado. Le puede tomar años al mercado laboral reponerse de este megachoque. Los consumidores que tengan la suerte de no ver afectados sus empleos o ingresos probablemente también estarán más cautos y modificarán sus patrones de consumo.
4. Recuperación heterogénea a nivel sectorial. Los sectores que retomarían más rápidamente niveles de operación previos a la cuarentena serían los orientados a mercados externos (minería, pesca, agroexportaciones). Por su parte, las actividades dependientes del consumo interno enfrentarán una lenta recuperación en línea con un mercado laboral deprimido, menores ingresos familiares y un consumidor más cauto (la recuperación podría ser aún más lenta en los rubros de educación privada, automotor e inmobiliario). Un tercer grupo, en caso de que no haya una pronta vacuna, verá la recuperación no contada en trimestres sino en años: turismo, transporte aéreo, entretenimiento. Asimismo, habrá sectores que enfrentarán una transformación estructural ante nuevas tendencias, como oficinas versus home office. En suma, muchas empresas pueden ver que sus ventas en el 2021 serían aún bastante menores que las del 2019.
5. Agentes económicos más endeudados. Un buen grupo de empresas y familias saldrán de este megachoque con más deuda y menores ingresos. Así, en algunos casos habrá problemas de solvencia que se irán haciendo más evidentes a partir del 2021.
Luego de la colosal caída de la economía este año (seremos uno de los países que más caiga en el mundo), un fuerte rebote estadístico para el 2021 (de hasta dos dígitos según el BCR) no se puede descartar, explicado principalmente por la reapertura de la economía local y externa. Sin embargo, ese rebote puede ser engañoso, dadas las dinámicas anteriormente expuestas. Las ventas de la mayoría de las empresas e ingresos de las familias serían notoriamente menores a los del 2019.
Ojalá la suerte nos acompañe y el impulso externo sea significativamente mayor para compensar nuestras debilidades internas. De lo contrario, el 2021 será un año duro también. El golpe ha sido tan grande y lo venimos haciendo tan mal en lo político que los daños o heridas provocados a la economía tardarán años en curar. Para que la clase media retorne a su tamaño del 2019 pueden transcurrir cinco largos años. Quizás este número ilustra mejor que el PBI la magnitud de la crisis y los enormes retos hacia delante.