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Estamos apenas a diez días de que se venza el plazo que el Presidente le ha dado al Congreso para aprobar –no para decidir, sino para aprobar- su proyecto de adelanto de elecciones, y son muchas las especulaciones y rumores que se escuchan y se escriben sobre qué es lo que ocurrirá a partir de ese momento.

El Jefe de Estado sigue recorriendo el país señalando que no dará un paso atrás. Por lo que si la Comisión de Constitución archiva el proyecto antes del plazo, el Presidente algo tendrá que hacer. Y si ni la Comisión de Constitución ni el pleno se pronuncian hasta el 30 de setiembre, el Presidente algo tendrá que hacer.

¿Puede usted imaginar que el Presidente se quede conforme si archivan el proyecto, o si el Congreso no toma una decisión hasta fin de mes?, seguro que no. Por lo que, en este escenario, quedaría descartada la posibilidad que el Jefe de Estado respete la decisión y/o los plazos del Congreso, y voltee la página.

Por otra parte, muchos están solicitando al Presidente que reflexione, y que convoque a un diálogo serio para lograr un acuerdo político con la oposición con miras al 2021. Pero se olvida que el Jefe de Estado no ha logrado -o no ha querido- sostener, ni mantener ningún proceso de diálogo, ni siquiera con quienes eran los miembros de su bancada oficialista. Y cuando sus primeros ministros han tratado de hacerlo, el mismo Presidente los cortaba con una declaración pública que hacía inviable continuar cualquier conversación.

Es más, a pesar de los anuncios de nuevas conversaciones entre el Presidente del Congreso y el Jefe de Estado, ya quedó claro que no habrá ninguna reunión hasta que el Congreso resuelva lo del adelanto de elecciones. Por el contrario, lo que hay son mensajes fuertes entre ambos. Y seguramente habrán más en estos días, por los plazos, por la Comisión de Venecia, por la elección de los nuevos magistrados del TC, o por las investigaciones en el Congreso.

De tal manera que lo del diálogo, por los antecedentes y el presente, también parece descartarse.

En este orden de cosas, solo quedan dos posibilidades: o el Congreso aprueba el adelanto de elecciones, con o sin referéndum; o no se aprueba y el Presidente hace algo, que todavía no sabemos qué es, pero que muchos presumen podría ser la cuestión de confianza, por un proyecto de ley cualquiera, por un nuevo Primer Ministro, o por lo que sea. ¿Cerrar el Congreso?, algunos pagarían por ver.

¿El Presidente tiene alguna otra alternativa?. Parece que no tiene muchas, porque ha dado pasos tan largos, que no podría retroceder, así quisiera.

Con el pasar de los días las posiciones han ido radicalizándose o haciéndose más grandes, y no sabemos cómo lo viene tomando la población.

Una parte del Congreso plantea un adelanto de elecciones con bicameralidad, ¿lo aceptará el gobierno y la población?. Y desde el lado de quienes apoyan al Presidente se ha planteado una Asamblea o un Congreso Constituyente para una modificación integral de la Constitución, ¿esto fortalece o debilita la posición del Jefe de Estado?, ¿el Presidente está de acuerdo?

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