Ana Neyra
Profesora de Derecho de la Universidad del Pacífico
34 mujeres son congresistas en el Perú. El mayor porcentaje fue en el periodo 2006-2011: del total de 120 congresistas de entonces, 35 eran mujeres (29.17%).
¿Por qué no hay más mujeres? Una primera razón puede ser legal. Por eso, se promovió aprobar leyes para promover representación. En 1997, una cuota de 25% en las listas al Congreso, que posteriormente se incrementó a 30%, para luego extenderse a cargos regionales y municipales. El último logro ha sido ya no solo tener cuota, sino paridad y alternancia, con un avance en 2019, pero con un impulso mayor en el año 2020, mediante la Ley Nº 31030, con la mitad de las listas integradas por mujeres ubicadas de manera intercalada con los hombres, aplicable a todas las listas de candidaturas (congresal, regional y municipal) e incluso a la fórmula presidencial. La elección de abril nos permitirá medir el impacto de tener listas con paridad y alternancia en el Congreso, aunque con el aún vigente voto preferencial.
Pero, ¿es necesaria una ley? En los partidos, que son los vehículos para presentar candidaturas, según el JNE, las mujeres representan casi la mitad de la militancia (48%), pero su presencia en la dirigencia es menor al 30%. ¿Y qué pasa en la sociedad? Antes de la pandemia, ya las mujeres dedicábamos mucho más tiempo que los hombres al trabajo no remunerado (39 horas vs. 16 horas por semana) y al trabajo global (más de 9 horas) (Encuesta Nacional del Tiempo 2010). Esta situación se ha agravado con la pandemia (mayores labores de asistencia en el hogar, apoyo en la educación de hijos/as, cuidado de personas adultas mayores y enfermas, más su carga laboral, con mayor impacto en desempleo y pobreza). También subsisten otros prejuicios. Por ejemplo, más de la mitad de la población considera que la mujer debe cumplir su rol de madre y esposa y después sus sueños (Encuesta Nacional sobre Relaciones Sociales 2019).
Este contexto da menos posibilidades a las mujeres para participar en política. Concepciones equivocadas que debemos trabajar para seguir revirtiendo.