Eduardo Morón, presidente de la Asociación Peruana de Empresas de Seguros (Apeseg).
Eduardo Morón, presidente de la Asociación Peruana de Empresas de Seguros (Apeseg).

Por Eduardo Morón, presidente de Apeseg

Perú setiembre 2050. Leemos en Gestión que acabamos de cumplir la primera década seguida sin peruanos viviendo en pobreza extrema. Este año, en que Perú es por primera vez sede de la Copa Mundial de Futbol, será motivo para estrenar la espectacular infraestructura vial y hotelera que se han podido construir en las últimas dos décadas de rápido crecimiento.

El Perú ha dejado atrás los turbulentos años dominados por partidos políticos sin ninguna visión de futuro y hoy goza de una estabilidad y progreso nunca antes vista.

Haber puesto en prisión a personas de alto perfil ha hecho que la corrupción sea sólo un mal recuerdo. Finalmente, el Perú ha cruzado la barrera de los US$ 20,000 de ingreso per cápita y con ello pasa a estar en los países de ingresos altos.

El Perú se ha vuelto un polo de atracción cultural y científica en la región, gracias a la perseverancia en poner a la educación como eje central de nuestro desarrollo por tres décadas seguidas. En general, América Latina ha tenido avances decisivos en integración comercial y financiera, algo que se reclamó por décadas.

El Perú se puede vanagloriar de ser un país donde el ascenso social ocurre mayormente por la educación, donde sus jóvenes encuentran en su país una fuente de inspiración y satisfacción. El país ha pasado ya una década sin aumentar su población de 40 millones de personas y el camino del envejecimiento se hace cada vez más obvio ahora que uno de cada cuatro peruanos es mayor de 65 años. Los temas de preocupación recurrentes son los del financiamiento de la vida más allá de los 100 años y las presiones presupuestales derivadas del aumento en las atenciones preventivas de salud.

El Perú, al igual que el resto del mundo seguirá combatiendo los graves efectos de la desaparición del polo norte y el continuo aumento del nivel de los océanos. Este desafío ha permitido mostrar nuestra capacidad de adaptación frente al cambio climático.

El país que queremos es uno que premie el esfuerzo, la cooperación y la solidaridad. El país que queremos es empático con los demás, consciente de su ambiente y tolerante con el diferente a uno. El país que queremos se construye cada día, sin atajos, ni atropellando derechos de otros.

El país que queremos nos lo tenemos que ganar con sudor, no nos va a venir de regalo, nos va a costar conservarlo. El país que queremos nos obliga a no hipotecar el futuro, a tener la perseverancia del que se sabe en el camino correcto.

El país que queremos es de todos y de cada uno de nosotros.