Manuel Romero
Economista
Tal como lo establecieran las encuestas de la semana previa a las elecciones, el líder de Perú Libre, Pedro Castillo (PC), ocupó el primer puesto en las elecciones generales. Y según el conteo rápido de Ipsos al 100%, disputaría la segunda vuelta con Keiko Fujimori (KF).
El candidato provinciano de Perú Libre fue una verdadera sorpresa, ya que en tan solo tres semanas pasó a liderar la carrera electoral. Nadie, excepto él, leyó la verdadera situación del electorado, supo entender sus angustias y capitalizar sus frustraciones. Ese es el Perú que concluye con un “no tengo nada que perder votando por Castillo”. Lo que debe hacernos reflexionar a todos, pero en especial a los dirigentes políticos y a los “poderes fácticos”: el centralismo limeño no está dejando ver la fuerza del interior del país. La ausencia del Estado, la pésima provisión de servicios públicos, la falta de institucionalidad, el olvido e inclusive el desprecio de algunos termina pasando factura, como lo estamos comprobando.
La situación descrita ha generado no pocos resentimientos. Es así que el domingo en la noche la candidata a vicepresidente de Perú Libre enfatizó que “la clase media acomodada limeña seguramente dejará de serlo (en un eventual Gobierno de Pedro Castillo). Somos un partido de izquierda socialista. Vamos a cambiar la estructura económica del país”.
Los partidos políticos y los poderes fácticos al principio vieron con cierta simpatía como Castillo le quitaba votos a Mendoza, que para ellos y muchos otros era la adversaria que representaba el verdadero peligro. Y cuando quisieron reaccionar ya era muy tarde porque ya era indetenible, creciendo a más de un punto diario, para luego rematar a 3.3 puntos en las últimas 24 horas. Es así que, en la última encuesta de Ipsos, del 10.04.2021, iba primero con 14.8% en votos válidos y el domingo terminó en los primeros resultados consiguiendo un 18.1%.
Sin embargo, en ese descuido también hay otras culpas. Por ejemplo, fue error de Mendoza no haber desnudado a Castillo cuando estaba en el 2%, pero prefirió seguir con sus propios errores. Muchos ni siquiera recuerdan la huelga magisterial del 2017, entre junio y setiembre. Ya desde esa época se hizo pública la relación de Castillo con el Movadef. Pero esos son temas que no interesan a los niveles socioeconómicos A, B y parte del C. Lo anterior también es responsabilidad de aquellos medios que nos presentaron otra realidad diariamente. Los grandes medios nos han presentado una realidad distorsionada, acorde con sus propios intereses. Por eso hay que analizar minuciosamente la situación actual.
Si bien creo que KF puede vencer a PC, no la va a tener fácil. PC continuará con sus ofertas populistas, puede darse el lujo de ofrecer tarifas planas para ciertos servicios básicos, una aerolínea de bandera nacional, más empresas públicas, estatizar los sectores estratégicos, disolver el TC, y el Congreso si no le aprueban una Asamblea Constituyente, etcétera. Mientras que Fujimori no puede competir con Castillo en esos terrenos. Sin embargo, KF ha mejorado en sus habilidades políticas y tiene más condiciones que PC para los debates. Asimismo, tiene más facilidades para lograr consensos o alianzas, porque las fuerzas de derecha han superado a las de izquierda (casi 60 versus 40).
Naturalmente, la ciudadanía en general, y los agentes económicos en particular, reaccionan con preocupación por la victoria de Pedro Castillo en primera vuelta, dado su radical programa de gobierno. Pero no es momento de perder las esperanzas sino de reaccionar y elaborar un minucioso plan de trabajo para la segunda vuelta. En el que, en primer lugar, debe de estar conocer a fondo a los candidatos, su entorno, estrategias, plan de gobierno y todo aquello que sea relevante en esta segunda etapa que recién empieza.