Economista Asociado Macroconsult
El mayor desarrollo de la economía digital debería constituir un objetivo central dentro cualquier plan de gobierno que busque implementarse en los próximos cinco años. En efecto, el término “digital” figura 93 veces en el plan del partido Victoria Nacional, 83 veces en el del Partido Morado y 62 en el de Podemos. En otros casos, el número de menciones no es poco frecuente, dependiendo del contenido y extensión del plan.
Según el Índice de Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC) publicado por la UIT, Perú se encuentra rezagado respecto de sus pares de la Alianza del Pacífico, en los pilares de infraestructura, de nivel de uso de TIC y de habilidades digitales. En gobierno electrónico, el Perú también exhibe brechas importantes, según la encuesta de e-government de Naciones Unidas. Por ello, existe la necesidad de introducir mejoras que permitan dar mayor dinamismo al sector y conferirle una mayor prioridad en la agenda de políticas públicas.
Existen tres ejes de reforma que deben abordarse: el institucional, el de fomento de inversiones y el de aprovechamiento de la infraestructura de Internet. En el primero, es necesario introducir mejoras en la gobernanza. Aún se aprecia una fragmentación de funciones y liderazgo entre el MTC y la Segdi, una falta de visibilidad de las políticas promovidas por el sector comunicaciones y la persistencia de una visión del sector centrada fundamentalmente en políticas de oferta (redes de telecomunicaciones, fibra óptica) descuidando el eje de la demanda (fomento del desarrollo de habilidades digitales). Este mayor liderazgo y visibilidad podría generarse siguiendo el ejemplo exitoso de Colombia, con la creación de una sola dependencia con rango ministerial a la cual podrían añadirse competencias en ciencia y tecnología. Lo fundamental es que este órgano permita darle el impulso necesario a las reformas y proyectos que requiere con urgencia el sector.
Esta autoridad no sólo centraría su labor en la promoción de la inversión de proyectos de infraestructura, sino en políticas de desarrollo de habilidades digitales, combate del analfabetismo digital y el impulso de la industria digital (emprendimientos relacionados con industrias de aplicativos, software y otros componentes del ecosistema TIC).
En el segundo eje, el nuevo ciclo tecnológico demandará niveles sustancialmente mayores de inversión. Para no quedar rezagados, será necesario evaluar regímenes de incentivos a la inversión en tecnologías e infraestructura, mediante mecanismos de reducción al pago de canon por espectro, depreciación acelerada o incentivos para la compartición de infraestructura. Para no perder el paso, la subasta de las bandas de 3.5 GHz debería implementarse durante el 2021.
En cuanto al aprovechamiento de la infraestructura, el próximo Gobierno debe introducir un nuevo paquete de regulaciones que permita replantear el modelo de la Red Dorsal de modo que ése que sirva de complemento a los despliegues privados observados durante los últimos años y cumplir con su objetivo primigenio que es el de llevar banda ancha a las zonas más pobres del país.