Kurt Burneo
Profesor Investigador de Centrum PUCP
Siendo esta mi última columna previa al bicentenario de la independencia de nuestro país, consideré útil presentar a grandes rasgos en qué estado de situación económica nos encuentra esta conmemoración en el corto plazo.
A diferencia de una notable performance económica en los últimos años, hoy tenemos, iniciada la pandemia covid-19 desde marzo 2020, una actividad económica en lenta recuperación, pero por debajo del nivel de diciembre 2019. Si no se acelera el crecimiento en los próximos meses, tampoco se lograría una sustantiva recuperación del empleo, el cual es junto al salario determinante de la masa salarial y del consumo privado, y explica el 66% de la demanda.
Adicionalmente, en la coyuntura presente, se tiene una inflación anualizada (3.25%) por encima del tope (3%), fundamentalmente derivada por costos, dada la elevación de los precios de insumos como la soya y el trigo, y del dólar también. Cabe mencionar, que la débil reactivación económica explica un insuficiente incremento de la demanda de empleo frente a los 2.3 millones de nuevos desempleados surgidos tan solo en el 2020; esta disparidad, junto al stock anterior de desempleados, explica que la informalidad laboral haya pasado de 7 a 8 de cada 10 trabajadores.
Mención especial refiere la reciente tendencia devaluatoria del sol. Sostengo que los fundamentos actuales de nuestra economía: términos de intercambio, cuenta corriente, balanza de pagos, RIN etc., o factores externos no fundamentarían un tipo de cambio más allá de S/ 4 por dólar. Niveles mayores responderían a especulación interna y externa.
Pero todas las variables antes enumeradas, se relacionan más al crecimiento que al desarrollo económico. Variable última que además del crecimiento, implica, una menor desigualdad en la distribución del ingreso, un acceso indistinto a servicios básicos como salud y educación, y además la preservación de equilibrios medio ambientales. Al final, el crecimiento resulta siendo una suerte de condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo económico.
Dado lo anterior, y basado en un indispensable análisis costo-beneficio, se deben desarrollar políticas macroeconómicas claramente promotoras del PBI en general y de su componente no primario en particular. Dada su mayor elasticidad empleo producto, este PBI no primario por promover, implica actividades intensivas en mano de obra: construcción, turismo, manufactura y servicios.
Cuando refiero políticas públicas como las comentadas en el párrafo anterior, implícitamente hablo de la necesidad de un Estado más proactivo y con una más extendida presencia en el territorio nacional. ¿A alguien le queda alguna duda que hay mejoras pendientes en el cumplimiento de funciones como salud, educación, infraestructura e intermediación financiera? Pero el cumplimiento de estas funciones, además de un aumento del gasto inercial del Estado, implicará más trabajo integrado entre los poderes del Estado, como también al interior de cada uno de ellos.
Esta necesidad de una mejor coordinación en el Estado, está asociada a la gobernabilidad del país, esto es, cuán gobernable es este, factor particularmente importante en medio de una crispada coyuntura política actual. Mirando en perspectiva estos asuntos, un Congreso entrante con más de diez grupos políticos, implicará una tarea más difícil para el Poder Ejecutivo, en aras de contar con un país más gobernable. Quizás una próxima prueba de fuego respecto a la relación Ejecutivo-Congreso se dará próximamente cuando se presenten las primeras propuestas de modificatorias tributarias, dada una baja presión tributaria. Según el MEF (ingresos tributarios/PBI) 13% -la más baja en los últimos 40 años-, junto con un alto incumplimiento tributario (incumplimiento impuesto/ recaudación potencial), 34.4% y 49.5% en el caso del impuesto general a las ventas e impuesto a la renta, respectivamente. A modo de comparación, estas ratios alcanzan el 29 y 44.1%. de acuerdo a la misma fuente.
En suma, el bicentenario nos encuentra en medio de distintos problemas económicos, pero que se constituyen a la vez en retos por superar.